Pirineo Vivo y la Plataforma contra la ampliación del aeropuerto de Palma han mostrado su rechazo a la subvención pública que recibe la ruta que conecta cada fin de semana los dos territorios por parte de los gobiernos de las Islas Baleares y de Andorra. Así, consideran que ésta se ha puesto en marcha para “llevar turismo de élite” al Principado, según han expresado en un comunicado. Además, afirman que este modelo “supone un gasto público desorbitado, perjudica gravemente a las economías locales, empeora la crisis de la vivienda y es insostenible en el contexto de la actual crisis climática”. Por este motivo, reivindican la necesidad de diversificar la economía, más allá del sector turístico, para tratar de revertir la situación.
Aparte de las inversiones en el aeropuerto de Andorra-La Seu d’Urgell, critican que se promocione la ruta aérea pagando, aseguran, hasta el 70% de los billetes de avión para fomentarla. Así, creen que todo ello supone poner “los recursos públicos al servicio del turismo de lujo”. En este sentido, según la plataforma contraria a la ampliación del aeropuerto de Palma, el Consell de Mallorca ha subvencionado viajes a la nieve para jóvenes, con un 70% de los gastos pagados, incluyendo también el alojamiento y los forfaits, entre otros. “Es triste que mientras los jóvenes sufren de primera mano la crisis de la vivienda o el encarecimiento de los precios, los gastos públicos en materia de juventud vayan enfocados a financiar unos viajes a la nieve. Lo que contribuye a la turistificación de la economía” ha expuesto Pere Joan Femenia, portavoz de la entidad mallorquina. Las entidades consideran que la aportación de fondos públicos a la ruta “evidencia el error” de su puesta en marcha, ya que, afirman, más allá de la temporada de invierno, la ocupación no ha superado el 30% durante el resto del año. Desde Pirineo Vive aseguran que “el aeropuerto solo sirve para traer visitantes de alto poder adquisitivo, como residentes del norte de Europa que pasan temporadas en Mallorca y que buscan un destino turístico como Andorra”. También lamentan que estas infraestructuras “perpetúan el monocultivo turístico, hacen aumentar los precios de la vivienda y expulsan a la población local”.