viernes, 17 de mayo de 2024
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8 años de prisión por abusar de una compañera mientras dormía bebida en Girona

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La Audiencia ha juzgado a un acusado que afronta 8 años de prisión por abusar de una compañera de trabajo cuando dormía “sin conciencia de lo que pasaba alrededor” afectada por el consumo de alcohol. Las acusaciones sostienen que los hechos ocurrieron en el piso de la mujer, en Girona, la noche del 10 al 11 de enero de 2021. Después de un almuerzo, la víctima se estiró en el sofá porque se encontraba mal. Un rato más tarde, según ha explicado, se despertó en la cama, con el procesado haciéndole tocamientos. El acusado lo niega y afirma que lo único que pasó es que, cuando trasladaba a la mujer del sofá a la cama, se hicieron un guiño. Según él, por eso le pidió disculpas por Whatsapp, con expresiones como “no puedo perdonarme a mí mismo” o “lo he estropeado todo”.

El acusado y la víctima eran compañeros de trabajo en una empresa de transporte sanitario y, según han explicado los dos en el juicio, habían mantenido una relación sentimental breve en el año 2019. Duró entre dos y tres meses y, tras la ruptura, mantuvieron una relación laboral y de amistad.

Fue en este contexto que el procesado fue uno de los invitados a un almuerzo que la víctima organizó en su casa con otros compañeros de trabajo el 10 de enero de 2021. En el juicio, que se ha realizado este lunes en la sección cuarta de la Audiencia de Girona, tanto la mujer como el procesado y los demás asistentes a la comida han explicado que hubo “mucho alcohol” durante la comida. Los otros comensales fueron marchando y, ya hacia el atardecer, la anfitriona se empezó a sentir mareada e indispuesta y decidió estirarse en el sofá.

Cuando todo el mundo se había marchado, quedaron en el piso acusado y víctima. La mujer ha relatado que, tras tumbarse en el sofá, solo recuerda haber vomitado en algún momento y ya recuperar parcialmente la conciencia estando en la cama y sin pantalones. Según ha expuesto en el juicio, notó cómo el procesado le había hacía tocamientos tanto en los genitales como en los pechos. “Me empecé a mover, le dije que me había dado cuenta y que se marchara. Lo siguiente que sentí fue la puerta”, ha declarado.

La víctima ha expuesto que tanto durante la madrugada como al día siguiente por la mañana, se cruzó mensajes por Whatsapp con el procesado acusándolo el haberla violado: “Me dijo que sí”. Los mensajes que están aportados a la causa. Además, antes de denunciarlo a los Mossos d’Esquadra, también contactó con los otros invitados a la comida y su jefe del trabajo y les explicó lo que había pasado y que no podía ir a trabajar.

Explicación de los mensajes

En el juicio, el procesado ha declarado en último lugar, ha negado las acusaciones y ha dado una justificación alternativa a los mensajes de Whatsapp. Según su versión, aunque “aparentemente” pueda parecer al revés por la corpulencia física y por la diferencia de edad, él tenía una relación “de dependencia y sumisión” hacia la víctima. Teniendo en cuenta esto, ha afirmado que solía responder a los “exabruptos” o “acusaciones” de la mujer de una manera “pasiva”, dándole la razón y esperando que “se le pasara” para poder hablar de ella.

Justifica así, por ejemplo, que le respondiera “haz lo que tengas que hacer, me lo merezco” en un mensaje donde la víctima le decía que estaba con los Mossos d’Esquadra, que aquello había sido una violación y que lo denunciaba. También da la misma explicación a los otros whatsapp que le envió a la víctima pidiéndole disculpas. “Siento tanto lo que voy a hacer. Nada volverá a ser igual, lo he estropeado todo”, “Todavía no me puedo creer lo que voy a hacer, como voy a poder caer tan bajo. No quiero que me perdone, yo nunca lo haré. Espero y deseo que me olvides, me borres de tu memoria y así quizás ya no te pueda hacer más daño. Estoy tan decepcionado de mí mismo, no puedo vivir con esta vergüenza” y “Lo siento. El alcohol puede ser un atenuante pero no tengo perdón”, son los otros mensajes que le envió y que están recogidos en la causa.

Según la versión del procesado, se sentía “culpable” porque había “cruzado un límite” establecido entre los dos tras romper la relación y acordando que esquivarían situaciones “de riesgo” como beber alcohol para evitar que hubiera contacto físico. El acusado asegura que esa noche la víctima vomitó cuando estaba en el sofá y que él decidió llevarla a la cama para que estuviera más cómodo y segura. Durante el trayecto, dice que la mujer le hizo un guiño y él le devolvió. “Es eso lo que no debería haber pasado y era incorrecto”, ha argumentado.

La fiscalía y la acusación particular, encabezada por el letrado Benet Salellas, acusan al procesado de un delito de abuso sexual con la agravante de parentesco y piden una pena de 8 años de prisión. En los informes han apuntado que todos los testigos apuntalan el relato de la víctima y que, además, las forenses han subrayado que sufre un trastorno de estrés postraumático a raíz de los hechos y que sigue estando en tratamiento psiquiátrico.

La defensa pide la absolución y el juicio ha quedado visto para sentencia.

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