El 17 de junio de 2023, hace ahora dos años, los socialistas recuperaban la alcaldía de Vilafranca del Penedès bajo el liderazgo de Francisco Romero. Este retorno, sin embargo, llegó con unas semanas previas llenas de ruido debido a las complicadas mayorías del pleno municipal. Con nueve concejales por el PSC, cinco por Junts y Esquerra, dos por la CUP y uno por los comunes, las aritméticas ofrecían muchas fórmulas.
A pesar de la década de gobiernos sociovergentes, Romero decidió romper esta dinámica. La noticia hizo que Aurelio Ruiz (Junts) amenazara con explorar un tripartito independentista si no se les incorporaba al ejecutivo, pero la jugada no le funcionó. La CUP fue quien se negó a entrar en un pacto alternativo y permitió indirectamente la llegada de Romero al frente del consistorio, donde ha podido surfear un pleno donde todavía está en minoría.
En este medio mandato, el alcalde ha puesto en marcha su proyecto de “la alcaldía de proximidad”, con el que ha recorrido barrio a barrio para conocer las problemáticas de Vilafranca. Inmerso ya en la segunda tanda de encuentros, el edil considera que este formato ha permitido “abrir una nueva etapa en la política municipal”.
El ámbito de la seguridad, de competencia autonómica, era una de las prioridades con la llegada del gobierno socialista. De hecho, hace poco más de dos meses la consellera Núria Parlon visitó la capital del Alt Penedès, asumiendo compromisos como la integración de la policía local al 112 y el reforzo del número de efectivos de Mossos próximamente.
Por su parte, Romero recalca la ampliación de la policía local, con la previsión de llegar a los 77 agentes. En paralelo, otras medidas del consistorio han sido los agentes cívicos, los serenos y las cámaras de videovigilancia.
En cuanto a los equipamientos, la nueva comisaría de la Policía Local da los primeros pasos. Esta irá ubicada en el solar del antiguo cuartel de la Guardia Civil, que tiene una superficie de unos 2.200 m². En 2024 el Ayuntamiento adquirió el edificio y, sin posibilidades de rehabilitarlo, ya se ha licitado su derribo. Además, los presupuestos de 2025 incorporan una partida para la redacción del proyecto.
Tras ocho años de obras, el Vinseum ha abierto finalmente sus puertas al completo. Esta nueva etapa también ha venido acompañada de un cambio de su presidente. Joan Tarrada, que había cumplido ya los dos mandatos, ha dejado paso a Raimon Olivella.
Sobre la mesa está ahora su declaración como museo de interés nacional y la financiación. De momento, la Junta de Museos de Cataluña ha aprobado su tramitación y actualmente continúa los pasos. En la última visita de la consellera de Cultura, Soria Hernández, en abril reafirmó el compromiso para que esta declaración se haga posible y las ayudas económicas que podría desencadenar.
Otro equipamiento cultural de calado que se ha empezado a confeccionar este mandato es también la nueva biblioteca municipal. En octubre de 2024 se dio el pistoletazo de salida a unas obras que deberían dar frutos en el otoño de 2026.
Además, el antiguo hospital se encuentra en el centro del debate, con opiniones diversas en el pleno municipal. Los socialistas apuestan por trasladar la escuela de música, en consonancia con los republicanos. La propuesta, sin embargo, ha creado malestar en su relación con Vilafranca en Comú, que quiere ubicar un espacio para las personas mayores. De hecho, incluso han declarado su “sorpresa” ante la propuesta del alcalde y creen que se han “incumplido gravemente” los acuerdos presupuestarios, que estipulaban un estudio para rehabilitar el edificio y valorar sus usos. Con todo, el propio Romero subraya que es una cuestión que debe tratarse más a largo plazo.
En el ámbito educativo, están a la espera las obras de la Escuela Baltà Elias, que deberían iniciarse en poco más de un año con una inversión de 7 millones de euros.
En la vertiente urbanística, cartera que lidera el alcalde, la vocación del gobierno es intervenir en calles de todos los barrios cada año y mejorar la conexión con el centro. En cartera hay actuaciones de peso como la reurbanización de la calle San Pedro. Se trata de una de las calles más antiguas del municipio y debe permitir atravesarlo “a pie sin barreras y de una manera más amable”.
De hecho, la intención del consistorio es presentar la actuación a la nueva Ley de Barrios de la Generalitat. El objetivo sería actuar en toda la zona e incluiría la reurbanización de la calle, la rehabilitación por fases del edificio del antiguo hospital para destinarlo a equipamiento público, y políticas activas de recuperación de locales comerciales en planta baja y rehabilitación de viviendas. Otra reurbanización destacada es la de Santa Magdalena-Bonaire-Baldomer Lostau por el valor de 1,2 millones de euros y previstas en breve.
Si hablamos de la relación con los barrios, el último conflicto que se le ha abierto al Ayuntamiento es la segregación del barrio Pere Pau. Los vecinos hace tiempo que reclaman un cambio y alegan que pagan impuestos en Vilafranca, pero la mayoría de servicios los reciben de Olèrdola. Por medio de un expediente de alteración de los límites de los términos municipales, el ayuntamiento vecino ha iniciado un proceso administrativo que puede durar años. Al mismo tiempo, el ayuntamiento vizista no contempla este cambio de término unilateral y se abre reconducir la situación.
La situación ferroviaria sigue siendo una reivindicación histórica en el territorio. De hecho, los cuatro capitales de la Veguería estuvieron en el mes de febrero en el Parlamento de Cataluña para pedir una mejor conectividad con Barcelona y Tarragona. En el encuentro, Romero insistió en la oportunidad de aprovechar el paso del TGV por el Penedès para habilitar las paradas de regionales que complementen el servicio de Cercanías, así como impulsar el tren orbital como infraestructura de comunicación entre las capitales de las ciudades de la segunda corona de metropolitana de Barcelona.
Una de las mejoras que hay actualmente sobre la mesa es el alargamiento del R8, que permitiría conectar Vilafranca y la Universidad Autónoma con una buena frecuencia.
Si nos centramos las mayorías en el consistorio, el gobierno continúa en minoría con unos equilibrios que le han permitido aprobar los dos presupuestos. Con todo, los números son cada vez más justos y la segunda mitad de mandato podría ser todo un reto. En la tramitación de las primeras cuentas, el apoyo fue más holgado, con la suma de los cinco concejales de Esquerra y la concejala de Vilafranca en Comú. También se abstuvo la CUP, con un giro histórico.
Pese a ello, las relaciones con los republicanos se han resentido este último año y Romero ya no les ha podido sumar a los presupuestos de 2025. La tercera fuerza del Ayuntamiento ha alegado incumplimiento en los acuerdos de 2024 por negarse a negociar nuevos, teniendo que buscar nuevos aliados. Con Junts fuera de la ecuación, el gobierno socialista ha sacado adelante las cuentas in extremis. Lo ha hecho con los comunes y un voto dividido de la CUP. Los cupaires optaron por un “sí” y una abstención que, sumado al voto de calidad del alcalde, dieron luz verde a los presupuestos de 2025. Ahora el alcalde deberá encargarse de cuidar bien la relación con la oposición. Los conflictos cruzados y la progresiva aproximación del periodo electoral podrían enrevesar más las mayorías y ser un freno para Romero. ¿Podrá surfear esta ola?
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