Un pueblo de L’Anoia recupera el horno de pan 9 años después

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El municipio de Riudarenes (Anoia), con casi 350 habitantes, recuperará esta Navidad la actividad comercial gracias a la reapertura del horno de pan artesano, que hacía 9 años que había cerrado por jubilación. Dos jóvenes emprendedores, David Mena y Sara Iborra, han decidido instalarse en el pueblo con su hijo y reabrir el horno, que también venderá productos básicos como huevos o leche. “Hacía mucho tiempo que queríamos marcharse de la ciudad e ir al ámbito rural y aquí hemos visto que el proyecto familiar podía ir acompañado de un proyecto laboral”, ha explicado Mena a la ACN. El Ayuntamiento ha recibido el apoyo de la Diputación de Barcelona a través del proyecto Singulares, que también permitirá rehabilitar y reabrir la antigua peluquería del pueblo a principios de 2025.

Hace 9 años el panadero de Riudarenes se jubiló sin encontrar relevo en su negocio. Ahora, gracias a una subvención de la Diputación de Barcelona, el Ayuntamiento ha podido rehabilitar el espacio y eso permitirá reabrir el horno. “Hay una expectación muy grande en el pueblo”, ha explicado el alcalde de Riudarenes, Àlex Prehn, que asegura que el horno se puede convertir en un “atractivo” para que más personas visiten el municipio.

Los encargados de reabrir el negocio serán el David Mena y la Sara Iborra, ya que el proyecto que presentaron al Ayuntamiento ha sido el mejor valorado. Además, también han podido acceder a una vivienda que el consistorio puso en alquiler asequible. Se trata de la antigua escuela del municipio que se rehabilitó para que pudiera ir a vivir una familia. “Buscábamos una familia que tuviera capacidad de zarzar un negocio y que aportara valor social al pueblo”, ha detallado Prehn.

Instalarse en el ámbito rural con un proyecto propio

Desde que se conocieron, David y Sara tenían en mente dejar la ciudad -vivían en Igualada- y trasladarse al mundo rural. El nacimiento de su hijo aún les animó más a hacer el cambio y, finalmente, han visto como todas las piezas del puzle encajaban. “Estuvimos buscando diferentes hornos que habían cerrado por jubilación y no tenían relevo pero no encontrábamos el lugar idóneo”, recuerda David. De hecho, incluso fueron a ver un proyecto a Sant Joan de les Abadesses, en El Ripollès. Finalmente, sin embargo, a la vista “nos conectó todo”. “Conocimos este proyecto que querían recuperar antiguos comercios que habían cerrado y uno de ellos era el horno de leña”, ha relatado.

De hecho, David trabajó muchos años haciendo de comercial y técnico de sonido hasta que un día se puso a hacer pan en casa y se le empezó a despertar la pasión. “Los primeros panes que elaboré salieron horribles pero la constancia, la insistencia y una pasión que se me iba despertando cada vez más me impulsaron a hacer una formación especializada en panadería artesana”, relata. En un momento dado, explica, tenía que decidir si “ir hasta el final o quedarme a medias tintas y aposté por ir hasta el final”. De esta manera, David dejó el trabajo y fue a trabajar a un horno de pan artesano de Jorba, que le ha permitido ganar experiencia en el sector.

La Sara, la otra alma del proyecto, será la encargada de elaborar la repostería y los pasteles. Aunque no se había planteado dedicarse nunca profesionalmente, explica que siempre había hecho en casa y le gustaba mucho. “Descubrí que también era una pasión para mí y empezamos a plantear nuestro futuro de vida”, relata. El proyecto que tienen entre manos es poner en marcha un obrador artesanal con un horno de leña. Harán pan con largas fermentaciones y hecho con masa madre. “De la manera más artesanal posible”, explican. Además, también tendrán bollería y pastelería artesana.

Aparte del pan, el horno también tendrá unos servicios mínimos de tienda con productos básicos como agua, leche, huevos, tomates o pasta. De hecho, este era uno de los requisitos que ponía el Ayuntamiento. Al mismo tiempo, ha detallado David, también tendrán un espacio “gourmet” con productos de proximidad de artesanos de la zona.

Están convencidos de que el negocio funcionará porque, aunque hace unos años hubo un “boom” muy fuerte para los productos “de baja calidad y un precio muy asequible”, creen que la gente “se ha cansado y buscan productos más sanos y artesanos”. “Estamos dando como un paso atrás pero, para mí, es un paso muy grande adelante porque se vuelve a recuperar el saber haciendo antiguo y a poner en valor la comida de calidad”, celebra David.

Recuperar la peluquería que cerró antes de la pandemia

La subvención de la Diputación de Barcelona también contempla poder recuperar la antigua peluquería del pueblo y reabrirla. Los propietarios de la peluquería han hecho un contrato de cesión de uso con el Ayuntamiento y la idea es poder reabrir el local a partir del mes de febrero o marzo de 2025. De momento todavía no han comenzado los trabajos de rehabilitación del local y también se tiene que hacer un concurso para ver quién la gestionará.

La Josefina Tomàs, que ahora tiene 77 años, es la antigua peluquera y explica que hace cuatro años -cuando tenía 73- decidió jubilarse y cerrar el negocio. Estuvo al frente de la peluquería durante cincuenta años y asegura que era un trabajo que le apasionaba. “A mí me sabía muy grave cerrar porque para las personas mayores del pueblo su hobby era venir el sábado a la peluquería y hacer petar la charla. Yo me los escuchaba mucho”, recuerda Tomás. De hecho, recuerda perfectamente a la última clienta que peinó, una señora del pueblo que tenía Alzheimer. Está contenta de que la peluquería se pueda reabrir y deja claro que a ella le “funcionó mucho”.

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