Si bien la falta de vivienda en alquiler se considera una de las principales problemáticas de Solsona, unas 460 viviendas –el 9 por ciento del total–, están vacías, y más de la mitad se concentran en el casco antiguo. Para hacerle frente, la concejalía del área ha impulsado la creación de la Mesa de Vivienda, un espacio de debate y estudio integrado por instituciones, entidades públicas y privadas, profesionales y agentes sociales que se reunirá bimestralmente.
“La situación generalizada de dificultad de acceso a la vivienda a un precio justo nos exige dar una respuesta de ciudad, tanto para hacer frente a las necesidades del momento como para alcanzar una mirada estratégica a medio y largo plazo”, destaca la concejala de Vivienda, Pilar Viladrich. “Hay que poner en común las necesidades y problemáticas detectadas por cada actor social para perfilar mejor las soluciones integrales”.
En la primera convocatoria de la Mesa de Vivienda, la semana pasada, participaron arquitectos locales, técnicas de los servicios sociales y la Oficina de Vivienda, entidades sociales como Volem Feina, Amisol y Casal Popular La Fura, así como representantes de la comunidad islámica, la Escuela de Capacitación Agraria de El Solsonès y Empresaris para El Solsonès –también se invitaron agencias inmobiliarias y todos los grupos municipales.
Dinamizó la sesión Éric Morros Ariza, miembro de la cooperativa Abriendo Puertas, integrante de Ruralidades Comunitarias, un proyecto impulsado por diferentes cooperativas catalanas para crear vivienda digna en el ámbito rural.
En primer lugar, se hizo un resumen de los datos del estudio de viviendas vacías de Solsona, que pone de manifiesto que 463 viviendas están desocupadas, si bien una cuarentena se encuentran en proceso de movilización. Con todo, 61 están en venta y sólo uno en alquiler, cifras que revelan el rechazo sostenido para alquilar. Por otro lado, un 38 por ciento de los pisos con indicios de desempleo del casco antiguo presentan un mal estado de conservación. En cambio, “el 55 por ciento está en buen estado y se podría movilizar con cierta facilidad”.
Asimismo, entre otras cuestiones, se expuso la labor de la bolsa de vivienda de alquiler del Ayuntamiento para facilitar el acceso a pisos dignos y tramitar ayudas y subvenciones y se pusieron sobre la mesa las políticas municipales de vivienda, como la propuesta de prohibición de pisos de uso turístico y la creación de una línea de ayudas para rehabilitar inmuebles vacíos.
Igualmente, Ruralidades Comunitarias propuso una serie de acciones, entre las que se están la catalogación y el estudio de inmuebles en desuso para la posible futura adquisición pública, la capitación de solares vacíos para considerar el impulso de vivienda cooperativa y la organización de jornadas formativas y divulgativas sobre nuevos modelos de acceso a la vivienda, como la masovería urbana y la cooperativa.
Próximo encuentro, en septiembre
Pilar Viladrich hace una valoración positiva del primer encuentro de la Mesa de Vivienda: “Ha servido para situarnos, identificar problemáticas, explicar las acciones llevadas a cabo hasta ahora y confirmar la necesidad de un espacio como este como herramienta de abordaje desde el trabajo conjunto”. Está previsto que las reuniones sean cada dos meses.