El vehículo privado continúa duplicando en número de desplazamientos el transporte público en el área de Barcelona.
Según datos de las Encuestas de Movilidad en Día Laborable (EMEF) de la ATM e Instituto Metrópoli entre 2004 y 2023 analizadas por la ACN, hace como mínimo dos décadas que por cada trayecto en metro, tren o bus se hacen dos en coche o moto.
El transporte público domina el vehículo privado en los desplazamientos con Barcelona como origen o desteí, pero la situación se cántabro entre los municipios del resto del Área Metropolitana, con 1,1 millones de trayectos diarios en coche y similares, por 456.800 en bus o tren.
El sector se debate entre hacer “políticas valientes” para impulsar la movilidad sostenible y defender la “libertad” de ir en coche.
La edición de 2023 de la encuesta refleja que un 51,1% de los desplazamientos al Sistema Integrado de Movilidad Metropolitana de Barcelona (SIMMB), el ámbito de planificación de la ATM, se hicieron con movilidad activa (caminando, en bicicleta, patinete eléctrico y otros).
El 32,5% se hicieron en vehículo privado, y el 16,4% con transporte público, es decir, la mitad.
Dejando de lado la movilidad activa, el año pasado 2 de cada 3 desplazamientos se hicieron en coche, y el viaje restante, en bus, tren o metro.
El peso de uno y otro modo ha sido estable en las últimas dos décadas: desde 2004, la cuota del transporte público ha oscilado siempre entre el 32 y el 38%, excepto en el periodo pandémico, cuando llegó a bajar hasta el 25%.
Durante los meses posteriores a marzo de 2020, las restricciones en la movilidad impactaron más en los transportes colectivos.
Tanto es así que dos años después del estallido de la covid-19, la movilidad privada casi ya había vuelto a niveles pre-pandémicos, pero el transporte público continuaba significativamente por debajo de las cifras de 2019, según datos de las entradas y salidas del anillo 1 del área metropolitana proporcionadas por Tráfico, y de validaciones de títulos de transporte público de la ATM.
Ahora, según la encuesta EMEF de la ATM, los niveles ya se han recuperado en ambos ámbitos, con un leve descenso del vehículo privado respecto a 2019, pero ampliando el foco y mirando la evolución más a largo plazo, tanto un modo de transporte como el otro han subido, manteniendo así proporciones similares.
El transporte público alcanza los 3,3 millones de desplazamientos, pero el coche se sitúa en los 6,6 millones
Hace 20 años, se hacían 2,6 millones de desplazamientos al día en coche y moto, lo que creció hasta los 3,1 millones diez años después, y se situó en los 3,3 millones en 2023.
Con todo, en un contexto de crecimiento poblacional, la tendencia al alza no va en detrimento de la movilidad privada.
En 2004, el coche y la moto representaron 4,7 millones de desplazamientos al día, una cifra que se elevó hasta los 6,1 millones diez años después, y que llegó cerca de los 6,6 millones el año pasado.
El presidente de la Federación Catalana de Vendedores de Vehículos de Motor (Fecavem), Jaume Roura, dice a la ACN que la movilidad privada es “un bien social y un signo de libertad y necesidad”, y que ahora mismo está “perseguido injustamente” con el argumento de la contaminación, aunque en algunos casos no hay alternativa.
Así, cree que “agrade o no guste” se debe poder seguir haciendo uso de ella.
También destaca que el coche es especialmente útil “para ir a trabajar” y “fuera de las horas” en las que opera el transporte público.
Por el contrario, sobre las cifras inamovibles de las dos alternativas en los últimos veinte años, el presidente de la Plataforma para el Transporte Público, Adrián Ramírez, cree que “queda mucho trabajo por hacer” y exige “políticas valientes” para promover los medios “sostenibles”.
Además, dice que se debe conseguir que se debe conseguir un “incremento” de los transportes que él defiende, pero “que no se vea compensada” por un aumento de vehículos privados, como ha pasado hasta ahora.
Entre municipios de fuera del AMB, el coche multiplica por diez el transporte público
Destaca especialmente el hecho de que el transporte público es el más popular tanto en los desplazamientos con origen y destino dentro de Barcelona (duplica el vehículo privado) como en los viajes entre el resto del AMB y la capital (por una distancia más estrecha).
Con todo, el peso de unos y otros cambia en los trayectos que empiezan y acaban en el Área Metropolitana pero sin pasar por la principal ciudad catalana: 1.114.900 se hacen con movilidad privada y 456.800, con la pública.
En este sentido, Ramírez cree que el hecho de no tener las mismas posibilidades de utilizar el transporte público si se vive en la capital o bien en el exterior es un signo de desigualdad.
Según él, alguien que no pueda comprar un coche debe tener “las mismas posibilidades”.
Y añade que fuera de las grandes ciudades, la diferencia entre tener coche o no tener todavía supone “un cambio muy importante”.
Macroaparques en las entradas de Barcelona
A su vez, sobre la asimetría entre la cantidad de conexiones disponibles dentro o fuera de la capital, Roura recuerda la propuesta de construcción de grandes zonas de estacionamiento en las entradas de Barcelona para que los conductores dejen el coche y cambien al transporte público, pero “no se ha querido resolver el tema” desde las administraciones, a quienes pide diálogo.
En cambio, Ramírez no lo ve necesario, ya que, aparte de Cercanías –de quien critica que no sea lo suficientemente “eficiente”–, recuerda los servicios de buses interurbanos con frecuencias de “15 o 20 minutos”.
“No hace falta que hagamos bajar todo el mundo 30 o 40 kilómetros en coche y aparquen justo a la entrada de Barcelona, es suficiente con quien cada uno se desplace a la ciudad más cercana de más de 15.000 habitantes, que suelen tener un buen servicio de transporte público”, apunta.
Entre Barcelona y el resto de la Región Metropolitana de Barcelona (RMB), un territorio que incluye capitales como Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltrú, Terrassa, Sabadell o Mataró, las dos opciones están equilibradas, pero entre estos municipios y los que sí forman parte del Área Metropolitana descartando la capital, como L’Hospitalet de Llobregat, Badalona, Sant Cugat del Vallès o Sant Boi de Llobregat, el vehículo privado suma 486.600 trayectos diarios, y el público, 116.700.
Además, los desplazamientos en coche solo entre municipios que quedan fuera del AMB prácticamente multiplican por diez los viajes en movilidad pública.
Más del 90% de los desplazamientos entre algunas comarcas fronterizas, en vehículo privado
Entre las comarcas incluidas en la ATM pero fuera de la RMB –L’Anoia, El Bages, El Berguedà, El Guingueta y Osona–, los viajes en vehículo privado suman veinte veces más que la competencia pública.
Al mismo tiempo, según el mismo informe, más del 90% de los desplazamientos entre comarcas fronterizas como El Guinguenta y El Vallès Occidental, El Guinguenta y Osona, L’Alt Penedès y El Garraf, L’Alt Penedès y L’Anoia o entre El Maresme y El Vallès Oriental se hacen en coche o similar.
Entre El Barcelonès y El Garraf, 6 de cada 10 desplazamientos se hacen en tren o bus, así como prácticamente la mitad de las conexiones entre El Barcelonès y El Vallès Occidental.
Entre la comarca que acoge la capital y el Baix Llobregat, el Alt Penedès o el Vallès Oriental, el porcentaje cae en torno al 40%.
Aún analizando los datos por comarcas, se observa que en conjunto, por cada 100 trayectos en vehículo privado, en El Barcelonès hay 181 en transporte público, una cifra que baja en picado hasta alrededor de 25 en el Vallès Occidental y en el Baix Llobregat, y a 10 en El Maresme.
En Osona o en El Berguedà, por cada 100 viajes en coche, hay dos con su alternativa.
La encuesta también da la cifra media de 1,18 personas por cada vehículo privado en los desplazamientos, algo que tanto el representante de Fecavem como el de PTP consultados por la ACN creen que hay que aumentar.
Con todo, planteado por la alternativa pública, Roura se pregunta “qué empresario estará dispuesto a comprar una flota de autobuses que quizás durante el día va con un 10 o 20% de ocupación” y añade que eso debería cubrirlo la administración pública.