La Policía está buscando a Ana, una mujer de 40 años que desapareció hace 12 días justo antes de un viaje programado a Barcelona. La Ana María Knezevich Henao nació en Colombia, estuvo muchos años viviendo en Estados Unidos, pero desde hace seis meses vivía en Madrid y tenía previsto un viaje a Barcelona este mes de febrero, pero nunca apareció para coger el tren.
Según recoge Telecinco, las amigas y el entorno de Ana están muy preocupados porque en el último año las cosas se le habían complicado mucho. Decidió separarse de su pareja, pero el divorcio se le complicó y acabó con depresión. Con el objetivo de dar un giro radical a su vida, Ana decidió venir a España, concretamente a Madrid, donde viven algunas de sus mejores amigas.
La mujer quería empezar de cero y dejó enfriar su relación con la familia, que vive en Florida. Pese a todo, el pasado mes de enero retomó el contacto con su hermano: “El día 24, mi madre y yo hablamos con ella por teléfono, nos dijo que se sentía bien y quería que viniéramos a Madrid”, explica su hermano Felipe.
Durante esta llamada, Ana les explicó que el día 5 de febrero tenía previsto viajar a Barcelona con una amiga para acudir a una conferencia de la psiquiatra Marian Rojas Estapé. “Tenía los billetes, lo tenía todo listo”, explica Felipe. Pero nunca llegó a coger el tren.
Desde el 2 de febrero nadie sabe nada de ella
El 2 de febrero fue el último día que alguien habló con ella. Ana chateó con una amiga por la noche y le dijo que “estaba bien” y en su piso. Pero desde entonces, ni ella ni otra amiga que había hablado con ella durante la tarde del viernes volvieron a saber nada.
El sábado, 3 de febrero, comenzaron a preocuparse. Ana acostumbraba a responder muy deprisa los mensajes en sus redes sociales, pero aquel sábado no lo hizo. “Déjame saber que estás bien”, le pidió una de sus amigas, pero ninguna señal de ella.
Otra amiga de Ana, que vive en Suecia, explicó a las dos chicas que había recibido un mensaje de ella, en inglés, explicando que “había conocido a alguien mío” que tenía una “casa de verano” a dos horas de Madrid. Le dijo que se dirigía hacia allí y que pasaría unos días, que no tenía mucha cobertura y que le llamaría cuando volviera.
Las amigas empezaron a preguntar a otros contactos y conocidos de Ana y otra amiga suya confirmó que había recibido el mismo mensaje, pero en castellano. Las chicas empezaron a preocuparse mucho, ya que no era un comportamiento habitual de su amiga.
El hermano de la chica explica que no parece un mensaje escrito por su hermana, ni en la versión en castellano ni en la versión en inglés, y que parece una traducción automática: “No es su forma de expresarse. No necesita traductor”.
Ante esta situación, una amiga decidió ir a visitar su piso a Madrid para ver si estaba allí, pero a pesar de llamar insistentemente a la puerta, no había nadie y no se sentía ningún ruido. Los vecinos explicaron que desde el viernes que no veían a la chica, que les había parecido ver luz en el piso el viernes, pero nada más.
Los propios vecinos, sin embargo, explicaron que ese mismo viernes, por la noche, intentaron entrar a robar en el edificio. Rociaron la cámara de seguridad del portal y la del videoportero con un spray negro.
La preocupación cada vez era mayor y las amigas denunciaron su desaparición. Tras insistir, consiguieron la ayuda de los Bomberos para entrar en el piso y revisaron que no hubiera nadie en el piso. Lo único que encontraron fue un poco de desorden.
La amiga con quien tenía que viajar a Barcelona decidió ir a la estación del tren, no fuera que Ana mantuviera sus planes y quizá era cierto que había pasado un “fin de semana superboig”. Pero Ana no se presentó y la amiga llamó a su familia a Estados Unidos. En poco rato, la policía de Florida y el FBI se involucraron en la investigación.
Ahora, la Policía investiga dónde puede estar Ana, pero no cuentan con la información de su teléfono móvil ni de sus tarjetas bancarias. Su familia y sus amigas, por su parte, siguen con mucha preocupación y piden que cualquier persona que la haya visto contacte con las autoridades, esperando que todo se quede en un susto y la Ana aparezca en buen estado.