.gif)
Una chica de 23 años y con un embarazo avanzado acudió al servicio de urgencia del Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona, con dolores de parto a las cuatro de la madrugada de ayer, 6 de agosto.
Los médicos que la atendieron, informa Antena3, pese a que la chica se quejaba de fuertes dolores y contracciones, no sólo se negaron a administrarle ningún calmante sino que la enviaron de vuelta hacia casa aduciendo que todavía le faltaban varias horas o incluso días para que se produjera el parto.
La chica, acompañada de la madre, pues, emprendió el camino hacia casa entre dolores y contracciones, y cuando estaba en el portal de su edificio rompió aguas, mientras la madre, que había sido enfermera en Colombia, vio que el caparazón del recién nacido ya se entremezclaba.
La madre, con la ayuda de algunos vecinos, asistió al repentino parto como pudo y unos farmacéuticos del barrio tuvieron ‘el honor’ de cortar el cordón umbilical.
Cuando llegó la ambulancia, que un vecino tuvo la precaución de llamar, el trabajo ya estaba hecho.
A pesar de todo evacuaron a la madre y a la niña al hospital.
Afortunadamente, madre e hija, a quien han puesto de nombre María Antonella se encuentran en perfecto estado de salud.
RACISMO Y NEGLIGENCIA
Tras la peripecia vivida, la madre (y flamante abuela de Maria Antonella) ha decidido denunciar al Hospital Vall d’Hebron por negligencia.
Además la mujer ha explicado que ‘La revisaron y le dijeron que tan solo tenía una ligera dilatación, pero yo ya la vi muy malalmente’.
La mujer quiere respuestas claras del centro apuntando también al racismo.
“Es negligencia de la médica que tenía que revisar bien el estado de mi hija y dejarla en observación porque no es la manera de tratar a una embarazada”, asegura la mujer.
Por su parte, desde la Vall d’Hebron se defienden asegurando que atendieron a la embarazada con normalidad y siguiendo el protocolo, y asegurando que un parto como este solo pasa una vez de cada mil.
