En el último año ha bajado un 10% la mortalidad de los pacientes de la Unidad de Ictus del Hospital de Bellvitge gracias a la implantación de herramientas basadas en inteligencia artificial (IA). Según explica el centro en un comunicado, también se ha reducido la estancia hospitalaria, con una media de 12,1 a 11,1 días. Esto ha permitido incrementar la capacidad de la unidad un 10%.
Entre las herramientas de IA hay sistemas para mejorar la monitorización cardíaca, tanto de pacientes ingresados en el hospital como de los que tienen seguimiento domiciliario. El hospital destaca que los avances también han sido fruto de haber concentrado toda la atención a las patologías neurológicas y neuroquirúrgicas en el Edificio Delta, construido hace cuatro años por la emergencia sanitaria de la covid.
Con el traslado al nuevo edificio Delta, se ha incorporado a las herramientas de monitorización de la Unidad de Ictus un ‘software’ que analiza los parámetros de monitorización cardíaca y permite la detección de fibrilaciones auriculares como causantes de ictus que antes eran considerados de origen desconocido.
Esta tecnología también se ha implementado en el marco del proyecto Strack de seguimiento del paciente en el domicilio tras sufrir un ictus, un proyecto pionero que se lleva a cabo el Hospital de Bellvitge desde hace dos años y medio. Se están utilizando monitores Holter de última generación que permiten detectar cualquier proceso de arritmia cardiológica y comunicarlo inmediatamente por teléfono móvil al médico especialista.
Otra incorporación ha sido una plataforma de rehabilitación aumentada que utiliza la tecnología de aprendizaje automático para ayudar al profesional rehabilitador a desplegar una mejor rehabilitación domiciliaria del paciente que se recupera de un ictus. Asimismo, también se utiliza esta tecnología como ayuda diagnóstica en estudios radiológicos urgentes de pacientes con ictus.
Por otro lado, se han desplegado nuevas estrategias tecnológicas en enfermería. Es el caso de unos algoritmos de ‘software’ que detectan precozmente alteraciones en constantes vitales y otros parámetros neurológicos. Esto permite determinar qué pacientes tienen riesgo de empeoramiento y acelerar el abordaje de posibles complicaciones.