10 minutos fue lo que tardó el hermano de Lalo en ir a buscarlo. Gonzalo Maya se encontraba en el hotel B&B de Granada, donde explica su familia que se quedaba a veces a pasar la noche “para desconectar.” Ahora bien, parece que Lalo se encontró en una situación de alerta, porque llamó a su hermano y le dijo: “Estoy en peligro, vine por mí“. Pasados esos diez minutos y al llegar éste para asistirlo, Lalo, de 45 años, había desaparecido.
De hecho, había sido el propio hermano del desaparecido quien lo había dejado en el hotel poco rato antes, el que hace aún más extraña esta reacción de Lalo, que no llegó a esclarecer de qué se trataba este peligro. Su familia explica, en testimonios recogidos en Caso Abierto, que él marchaba a veces, pero siempre respondía al teléfono. “Ya no estaba y no sabemos nada más”, afirman. Las cámaras de videovigilancia lo vieron entrar y salir del hotel, pero dos meses después no hay pistas de su paradero.
Sus familiares esperaron algunos días hasta que, finalmente, denunciaron su desaparición a la Guardia Civil. La familia, no obstante, lamenta que “la búsqueda tardó en arrancar”. Se reafirman en que “la zona donde mi hermano desaparece, en los alrededores del hotel, todavía no se ha rastreado“, en lo referente a la investigación policial.
La familia y amigos de Lalo han pegado carteles y han organizado batidas por la ciudad y en las afueras, en el pantano y en el río. Cámaras de seguridad de cajeros captaron a Lalo alejándose del hotel, y es lo último que se sabe. Aunque no hay ningún indicio, hoy en día su familia continúa con la búsqueda: “Mi hermano llevaba encima su teléfono y su documentación”.
