El Ayuntamiento de Salou ha puesto en marcha varios procesos de participación en torno a proyectos urbanísticos que deben transformar el municipio hacia un modelo urbano de desarrollo sostenible. El primero con el proceso de revisión del Plan de Ordenación Urbana Municipal, y el segundo con el proyecto de Eix Cívic, aunque algunas voces quieran hacer ver lo contrario con argumentos muy poco convincentes desde el punto de vista del interés general.
Respecto a este último proyecto, uno de los más importantes para la transformación urbana de la ciudad, habría que dejar bien clara una cuestión: que la decisión del alcalde de suspender con buen criterio la construcción de unos edificios en una pequeña parte de los terrenos del Eix Cívic, con la idea de escuchar todas las opiniones y las preocupaciones ciudadanas, en ningún caso detiene el trámite para la redacción del proyecto.
Un aspecto que provocó cierta polémica en el último plenario, donde los grupos de la oposición hicieron gala de un preocupante desconocimiento del tema y de los procedimientos.
Lo que quiere el alcalde, según fuentes municipales, es llevar el proyecto a aprobación provisional con el máximo acuerdo y consenso ciudadano, especialmente en aquellos aspectos que han sido apuntados en período de alegaciones al proyecto, todos referidos a los edificios y no al aspecto urbanístico.
Volviendo a la voluntad política del gobierno salouense para dialogar y acordar con la ciudadanía iniciativas y proyectos de interés público, vemos ahora cómo incluso una ordenanza municipal como la que debe regular la gestión de las viviendas de uso turístico en el municipio, se abre al debate público para que ciudadanos y profesionales aporten ideas y conocimientos que puedan ser incorporados a la citada norma local.
Por tanto, ya querríamos muchos ciudadanos y ciudadanas que se nos consultara más allá de lo que obliga la legalidad sobre qué tipo de ciudad queremos. En este caso, Salou se convierte, también, en ejemplo de democracia participativa.
