El 22% de las personas que duermen al raso en Barcelona han caído en el sinhogarismo en el contexto de la pandemia del coronavirus, según una encuesta realizada por la Fundació Arrels a 367 personas sin techo en la capital catalana a finales de noviembre del 2020.
En un comunicado este miércoles, la entidad ha manifestado que “el sistema ha seguido fallando a pesar de la llamada al confinamiento” y que muchas personas han perdido su casa por la crisis, sumándose a las que ya se encontraban en esta situación.
Las personas que han comenzado a vivir en la calle tras el inicio de la pandemia llevaban unos 4 meses en esta situación; eran mayoritariamente hombres (88%), con una media de edad de 43 años, y migrantes (78%), la mayoría procedentes de países extracomunitarios.
Según Arrels, “el contexto de la crisis social de la Covid-19 consolida el incremento de las personas migradas que se encuentran en situación de tener que vivir en la calle”: en los últimos años su número no ha dejado de crecer, del 66% en 2016 a un 71% este 2020.
La encuesta de la Fundació Arrels muestra también que los equipamientos habilitados por las administraciones para acoger a personas sin hogar durante el confinamiento “no han dado respuesta a las necesidades y situación compleja” de estas personas.
Según el estudio, el 83% de los encuestados no han utilizado las plazas de emergencia habilitadas en Barcelona; el 11% ha indicado que en algún momento ha accedido a estos espacios abiertos por el Ayuntamiento desde finales de marzo; y un 4% no contesta.
Sin embargo, ha apostillado la entidad, los equipamientos “sirvieron para prevenir nuevas situaciones de sinhogarismo en la calle” ya que, según el Ayuntamiento de Barcelona, un 40% de las personas alojadas no vivían previamente en esta situación.
Entre las personas que sí accedieron a los equipamientos, han indicado que estuvieron, de media, casi 2 meses –un 37% en Fira de Barcelona y el resto en otros espacios–, y eran mayoritariamente mujeres y nacidas en España.
El 60% de las mujeres y el 45% de los hombres han afirmado que “están peor que antes”; y la mitad han expresado dificultades para alimentarse con comidas calientes, para realizar trámites de documentación o para encontrar lugares donde descansar durante el día.
El 34% de las personas han explicado que en algún momento les han hecho una prueba PCR y un 4% menciona otras pruebas para detectar si tenían Covid-19; un porcentaje que aumenta hasta el 56% entre los sin techo que utilizaron equipamientos municipales.
Con todo, la entidad advierte de que, entre las personas que viven en la calle y afirman haber tenido la enfermedad o síntomas, “sólo un 62% han tenido acceso a pruebas PCR”; y que los porcentajes de pruebas entre los usuarios de equipamientos son inferiores a lo necesario.
Arrels ha manifestado que “tener que vivir en la calle supone un esfuerzo constante para las personas y las expone a muchos riesgos que deterioran su estado de salud”; y ha recordado que desde el 14 de marzo han perdido la vida 21 personas que vivían en la calle en Barcelona.
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