El senecio del Jefe es una planta invasora y tóxica que cada vez hay más en el país, ha subido en altura y persiste más. Estas son las conclusiones de un estudio elaborado por Andorra Investigación e Innovación (AR+I) sobre esta especie que proviene de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). El vegetal es un problema grave para la flora autóctona porque hace desplazar la vegetación y también es un peligro para el ganado porque es tóxica.
“Está muy relacionada con la actividad humana, cuando la tierra se ha removido aprovecha para expandirse”, explica la investigadora de la I+I, Meritxell Dalmau. La auditoría, ejecutada este verano, ha constatado que el senecio del Cap ha aumentado su presencia en Andorra e incluso ya se le ha localizado a más altitud que el último estudio, que data de 2019. Precisamente, en los últimos años ha aprovechado las construcciones llevadas a cabo en altitud para proliferar en cotas más altas gracias a la actividad humana y también al cambio climático. “Si se desbroza para hacer una casa, se quita la vegetación y el senecio del Cap llega y se expande”, relata Dalmau. Por este motivo, reclama que cuando se ejecuten planes de restauración vegetal “se hagan cuanto antes porque así será más difícil” su crecimiento, detalla la trabajadora de la institución. De hecho, hace tiempo que se redactó un plan de control y que está colgado en Internet, por el que se daban unas directrices a las constructoras como medida preventiva de expansión de la planta. Este vegetal es habitual encontrársela cerca de caminos y carreteras debido a la acción del hombre, pero el estudio ha determinado que ya hay en medio del bosque también. “Ha llegado el medio del bosque y no le corresponde porque suele estar en lugares soleados”, manifiesta Dalmau. Hasta ahora en la parroquia de Sant Julià de Lòria es el territorio del país donde se ha encontrado más debido al “cambio climático”, señala la bióloga. De facto, su propagación también se ha visto en el resto del Pirineo. Zonas como el parque del Cadí Alftà ha experimentado un avance muy grande y eso pone en peligro los pastos de montaña. Se trata de un ser vivo que hace una gran cantidad de semillas y con el viento y el río consigue transportarse en otros lugares, lo que se acaba consolidando y crece. Este es el quinto estudio que se desarrolla sobre el senecio del Cap en Andorra. Respecto a la última investigación llevada a cabo, los miembros del trabajo han observado que la planta persiste porque en espacios donde ya se encontró que habitaba en 2019, sigue muy presente actualmente. Entre 2014 y 2017 la administración trazó un proyecto de erradicación en tres puntos del Coprincipado, pero eliminarla supone un “esfuerzo muy grande porque se tiene que arrancar cuando crece”, menciona la experta. De hecho, la única manera de evitar que se expanda más es arrancarla del todo. En este sentido, “se debería hacer una acción muy grande” puntualiza Dalmau. Este no es el único vegetal que amenaza la flora del país. Hay otras especies que ya han aterrizado en los países vecinos y desde el ejecutivo se trabaja para que éstas no acaben instalándose en el Principado. “Se intenta desde el Gobierno ser más previsores con otras especies, hay otras especies invasoras en Francia y en España y el Gobierno ha hecho alguna prospección para intentar que si se detectan, no se propaguen”, afirma la investigadora. Una de ellas es la Ambrosía, que proviene de América.