jueves, 29 de mayo de 2025
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Serafín, de un pequeño taller en Terrassa a imprimir por medio mundo

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serafi taller terrassa

En 1965 abría un pequeño taller de imprenta en el centro de Terrassa con el nombre de Publicitaria Serafí. Son los “humildes inicios” de una empresa familiar que sesenta años después se ha convertido en una de las referentes del sector gráfico, que ha hecho de la innovación y la adaptación tecnológica una de sus banderas.

Kuwait, Congo o Trinidad y Tobago son tres de los países donde se ven las impresiones de Serafín Industria Gráfica. “Puedes tener el orgullo de llegar a los sesenta años, pero al día siguiente a las siete de la mañana tienes que estar y luchar cada día”, explica Jaume Gázquez, director general e hijo de los fundadores. Los hermanos Can Roca o el Barça son sólo dos ejemplos de clientes con los que han trabajado.

Un aprendiz y unos inicios humildes

“Fueron unos inicios muy humildes”, explica Jaume Gázquez. Su padre, Serafín Gázquez, había estado aprendiendo en una industria de artes gráficas y, de joven, apostó por iniciar su propio proyecto. Una figura, la del aprendiz, en pleno riesgo de extinción. Era un taller donde las impresiones aún se hacían con tipos móviles de plomo, donde cada pieza era una letra y debía prepararse para cada impresión.

Ya en los años sesenta y setenta la clientela era muy diversa. Uno de los primeros productos que se hacía y que les ha quedado más en el recuerdo son los papelitos con los números que se daban en las consultas médicas para saber la orden de visita.

Jaume Gázquez: “Esfuerzo, constancia, trabajo y hacer el trabajo bien hecho”

En 1974, Serafí adquirió la primera máquina ofeset de impresión. Una apuesta que supuso un salto adelante para aquel pequeño taller: “Con aquella máquina, tuvimos la oportunidad de hacer un millón de sobres por la Coca-Cola para los Juegos Olímpicos de Moscú“. Un reto mayúsculo, pero que resolvieron con éxito. ¿Cómo una pequeña empresa de Terrassa llega a trabajar por la Coca-Cola y sus sobres acaban en los Juegos Olímpicos de Moscú? Lo explica el director general: “El esfuerzo, el trabajo, la constancia y hacer el trabajo bien hecho te llevan a proyectos y rincones insospechados”.

La gran bandera de Serafín

Jaume Gázquez señala la adaptación a los cambios tecnológicos y adelantarse a las innovaciones como las claves de su trayectoria. Una prueba es que en 1999, fue una de las primeras empresas del país en eliminar los fototipos en las impresiones e incorporar la tecnología CTP (computer to plate). Fue un sistema industrial para crear planchas directamente desde ficheros informáticos. “Siempre hemos intentado ir por delante, es nuestro ADN”, explica Gázquez, que resume la filosofía de la empresa: “Nuestra historia la podríamos resumir con reinvención y reinversión”. Esta innovación tecnológica les ha permitido mantenerse activos durante sesenta años en un sector muy complicado y que ha vivido revoluciones constantes, la última, la digital. La apuesta es decidida, también con un laboratorio de innovación donde idean las mejores propuestas para cada proyecto y cada cliente. Una realidad a la que han ido haciendo frente con máquinas cada vez más modernas, nuevos softwares de gestión y unas nuevas instalaciones desde 2008. Un ejemplo es el sistema Serafín Cool Print, que permite imprimir en diferentes materiales y aportar aromas y texturas. La sostenibilidad es otro eje importante y en 2021 impulsaron una instalación solar que les aporta el 33% de su consumo.

Gázquez: “Otra parte del éxito es la diversificación”

En este contexto, el director general de Serafín señala la diversificación como una de las claves del éxito: “Tocamos casi todos los sectores, cuando hay una crisis en un ámbito, la sufrimos menos”. El alimentario es uno de los puntales, pero también trabajan con el sector bancario, de seguros, turístico, comercio electrónico…

También en productos: catálogos, manuales, etiquetas, anuncios, papelería, productos personalizados de comercio electrónico, embalajes o libros son sólo un ejemplo.

De Terrassa al Congo

Serafín trabaja para muchas multinacionales, lo que les ha llevado a viajar por todo el mundo. Sus productos llegan a más de sesenta países como Kuwait, Congo, Trinidad y Tobago, Tailandia o Turquía. De hecho, exportan el 30% de su producción. “La clave es estar siempre, no darnos nunca por satisfechos. Luchar cada proyecto y estar al lado de nuestros clientes”, enfatiza.

“Detrás de cada cliente hay un sueño“, insiste Gázquez. Y con este espíritu, que combina la apuesta tecnológica y la vocación de servicio, Serafín ha alcanzado seis décadas imprimiendo los sueños de empresas de medio mundo.

Autor: Bernat Bella. Periodista.
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