Las conexiones viarias son primordiales para el desarrollo económico y social de un territorio, aunque en algunos casos pueden representar un agravio comparativo que hay que saber revertir con propuestas de mejora constante.
La finalidad debe ser doble: la equidad y el equilibrio territoriales.
Evidentemente, no sólo se vive de infraestructuras, pero es necesario como mínimo que estas vías de comunicación sean una ayuda más que un freno a los esfuerzos que se realizan para conseguir un crecimiento territorialmente más armónico.
Uno de los casos flagrantes a nivel de Poniente es el de Balaguer y en general en toda la comarca de La Noguera, donde no se ha construido ninguna vía rápida, ni siquiera vías semirrápidas de conexión con las autovías que se han ido construyendo a lo largo y ancho de nuestro país.
Y es en este contexto que hay que enmarcar la demanda unánime (ayuntamientos, consejos, diputación, asociaciones empresariales y sindicales, ciudadanía) de hacer de la C-13 entre Balaguer y Lleida una autovía.
Hay que tener presente que un pequeño tramo de unos cuatro kilómetros y medio ya es autovía entre Térmens y Vilanova de la Barca.
Si nos remitimos a los pasos realizados por el departamento, en junio de 2021 salió a licitación el estudio de la variante de Térmens, el único objetivo era disminuir el número de vehículos pesados que atraviesan su núcleo.
Al cabo de un año, y tras dos filtraciones sobre las conclusiones del estudio, se tomó conciencia de una problemática que parecía inexistente después de que el primer tramo fuera autovía y se reaccionó unánimemente haciendo una demanda clara: Queremos (necesitamos) la autovía.
El estudio que ahora el actual gobierno de la Generalitat, a quien habíamos presentado las demandas con sus justificaciones, saca a licitación es un estudio para la mejora integral del corredor C-13 entre Balaguer y Lleida incluyendo la conexión con la C-13b de unos 8 kilómetros que enlaza con la AP-2 y la C-12.
Este estudio cuantificado en 572.000,00 € debe incluir, según el propio encargo, la movilidad actual y futura y el estudio de todas las vías que conectan: la propia C-13 en dirección norte, la C-53 dirección Tàrrega, la C-26 dirección Menàrguens, la C-12 hacia Els Pallars y hacia Lleida, la A-2…
Desde que se ha hecho pública la noticia hemos visto declaraciones en dos sentidos, quien dice que hay que hacer menos estudios y que lo que hace falta es empezar la obra, demostrando un flagrante desconocimiento de los pasos que hay que seguir cualquier administración para encarar una obra de esta magnitud; y las demandas que exigen simplemente celeridad (a las que nos sumaríamos unánimemente).
Lo que realmente hace falta es no menospreciar este importante paso adelante y dejarse de posicionamientos de vuelo y volver a la unidad.
La C-13 debe ser una autovía y este es el primer paso.
Felicitémonos por este primer éxito conseguido, eso sí, sin bajar la guardia.