La emoción y el silencio han reinado este sábado en la plaza San Pedro, llena de gom a gom, durante el funeral del papa Francisco. Fieles de todo el mundo —desde jóvenes y turistas hasta religiosos— se han reunido para despedir al pontífice, fallecido hace una semana, en una ceremonia marcada por la solemnidad y el recogimiento.
El funeral ha comenzado puntualmente a las diez de la mañana, bajo un cielo claro y en medio de grandes medidas de seguridad. El féretro del papa Francisco ha sido trasladado desde el interior de la Basílica Vaticana hasta la plaza, donde miles de personas ya ocupaban sus puestos desde primera hora de la mañana. El ambiente, profundamente espiritual, se ha teñido de momentos de silencio golpeador y plegaria colectiva.
Muchos de los asistentes ya estaban en Roma para participar en el caso de los adolescentes, un encuentro internacional que debía culminar con la canonización del beato Carlo Acutis, previsto para este domingo y que debía ser presidida por el propio papa Francisco. “No veníamos a un funeral”, explicaba la Sara, una joven de Barcelona que, con el Anna y el Arnau, había organizado el viaje para vivir una celebración, pero se ha encontrado despidiendo una figura estimada. “Nos ha cogido desprevenidos, pero es bonito estar aquí”, añadía.
También la religiosa catalana Anna Maria Vilaró, que acompañaba al grupo de jóvenes, destacaba el impacto que había tenido Francesc en los más jóvenes y en las periferias de la Iglesia: “El papa abrió las puertas de la Iglesia como nunca antes”.
Entre los presentes también había fieles como la Catalina, venida de Madrid, que reconocía que su viaje había sido pensado inicialmente para la canonización. “Hemos cambiado una cosa por la otra”, decía con serenidad, remarcando que para un católico es muy especial poder despedir a un pontífice. “Francesc nos ha abrazado a todos con su humor y su proximidad”, afirmaba.
Para otros, como María, una monja de Sri Lanka que vive en Roma, la presencia en el acto era ineludible. “Francesc era un líder, un espíritu libre que clamaba por la paz y los pobres. No podía quedarme en casa mirándolo por la televisión”, decía con emoción.
Ahora, la Iglesia mira hacia el futuro a la espera de quién será el sucesor de Francisco. Pero para muchos, como destacaba la Catalina, “el papa es el papa, venga quien venga, cada uno llega en el momento que toca“.