Los nacidos a partir de este 2025, encabezan una nueva generación, la Beta. Esta nomenclatura sustituye a la de la generación Alfa, que incluye a los nacidos entre 2010 y 2024. Los Beta, serán los niños que crecerán en un mundo donde la inteligencia artificial (IA) y la tecnología serán parte fundamental de su vida diaria, un hecho que los marcará de una manera radicalmente diferente de las generaciones anteriores.
Según Mark McCrindle, investigador social, la generación Beta no sólo será testigo de la consolidación de la IA, sino que también tendrá que hacer frente a enormes retos globales, como el cambio climático y las desigualdades sociales. Además, serán la primera generación nativa de esta era tecnológica, creciendo en un mundo donde las fronteras entre lo físico y lo digital, prácticamente desaparecerán.
Por lo tanto, ¿cómo serán los nuevos Beta?
Una de las grandes características de esta generación será, como decíamos, la convivencia con tecnologías como la movilidad autónoma, la salud digital, y los entornos virtuales inmersivos. La IA, para los Beta, será una herramienta indispensable, presente en todos los ámbitos: desde la educación, donde los algoritmos personalizarán los aprendizajes, hasta los puestos de trabajo, donde la automatización y la robotización asumirán cada vez más tareas operativas.
Aunque la generación Beta será considerada una gran oportunidad para mejorar la sociedad a través de la tecnología, también se encontrarán con un conjunto de dificultades y retos. El cambio climático, la crisis de la privacidad, la transformación del mercado laboral y el aumento de las desigualdades serán algunas de las cuestiones que deberán afrontar. Aun así, a diferencia de las generaciones anteriores, los Beta estarán educados en valores más “progresistas” como la sostenibilidad, la inclusión o la colaboración, un conjunto de habilidades humanas, adquiridas por las anteriores generaciones (millenials y generación Z), que les ayudarán a gestionar estos nuevos tiempos de manera innovadora y responsable.
Otro aspecto interesante de la generación Beta será su equilibrio entre la hiperconectividad y la vida física. A medida que crecen en un mundo profundamente digitalizado, los Beta también tendrán la capacidad de interactuar en espacios físicos y sociales tradicionales, creando una nueva definición de comunidad que combinará el intercambio digital y la conexión en persona. Por otro lado, la cuestión laboral será una de las grandes incógnitas. Los Beta heredarán una economía en la que las tareas operativas serán automatizadas, pero donde las habilidades humanas, como la creatividad, la empatía y el pensamiento crítico, serán los activos más valiosos. Esto podría redefinir el concepto de trabajo, donde la IA actuará como aliada y no como competencia, según el estudio de McCrindle .
Con una educación enfocada a la tecnología, la sostenibilidad y la colaboración, los Beta serán los protagonistas de un futuro que promete ser tanto innovador como imprevisible. Si los retos globales son monumentales, las oportunidades para mejorar la sociedad serán igualmente mayúsculas.