Según publican varios medios, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Lleida ha perdonado una deuda de 241.475,75 euros a un vecino de Alpicat cuya situación de insolvencia se originó a raíz de la crisis de la construcción que comenzó en 2007, ya que su empresa se dedicaba a la preparación de terrenos, y a los impagos de sus clientes, principalmente promotores y constructoras, no haciendo efectivos los pagarés que había pendientes. De esta manera, el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad al cliente de Bergadá Asociados y, por tanto, la exonera del pasivo insatisfecho.
En este sentido, y debido a su experiencia profesional, en el año 2005 decidió emprender “con gran ilusión” una actividad como trabajador autónomo en el sector de la preparación de terrenos con excavadoras, ya que siempre había estado vinculado a él mediante el manejo de maquinaria especializada para ello. Para ello, tuvo que realizar una serie de inversiones, entre las que destacaba la compraventa de máquinas.
Asimismo, el hombre recuerda que en el año 2007 “estábamos haciendo la autovía de Monrepós y mi empresa estaba subcontratada, pagándome mediante pagarés que se hacían efectivos cada seis meses. Los problemas surgieron cuando la persona que los tenía hacer efectivos, que en aquellos días era un amigo mío de Alcarràs, dejó de hacerlo, quedándose todo el dinero por sus problemas con la adicción al juego y las drogas, entre otros”. Por eso, “a pesar de tener mucho trabajo, no pude cumplir con mis obligaciones y a partir de entonces empezaron todos los problemas”.
Incluso, “tuve que hipotecar mi casa para pagar a todas las personas que me suministraban material”. Por este motivo, en el año 2010 se vio obligado a liquidar la sociedad, arrastrando de esta manera el pago a diferentes entidades financieras y acreedores que en su momento proporcionaron el capital necesario para comenzar la actividad.
Posteriormente, encontró trabajo por cuenta ajena, pero los ingresos mensuales no le permitieron hacer frente a la totalidad de sus deudas, sino más bien todo lo contrario, porque los gastos derivados del mantenimiento vital del núcleo familiar le condujeron a solicitar ayuda financiera a través de diferentes tarjetas de crédito y préstamos personales. Cabe señalar que tuvo también que hacer frente a los gastos provocados por el estado físico y mental de su madre, la cual se encuentra en una residencia de mayores.
Además, “durante una larga temporada me fui a trabajar a Rumanía con el objetivo de poder hacer frente a los gastos familiares. Fue muy duro porque pasé de facturar unos 100.000 euros mensuales a cobrar tan solo 10 euros al día, pero no me quedaba otra, ya que la máxima prioridad era que mis hijos y mi mujer pudieran comer”. No obstante, durante 14 años sufrió el embargo de su nómina, “lo que provocaba que sacáramos adelante como podíamos y sin tener ninguna oportunidad de que se nos abrieran las puertas a un futuro mejor”.
Y es que, “en julio del año pasado capitalicé el paro que durante años había acumulado, ya que no podía pedir ningún préstamo, y emprendí una empresa de limpieza de granjas. Por suerte, tenemos mucho trabajo y ahora podré ampliar un poco mi negocio. Además, tengo 55 años y la experiencia me ha servido para ofrecer mis servicios tan solo a empresas solventes y sin socios ni intermediarios”.
Incluso, matiza que “mi máxima preocupación eran también mis dos hijos y ahora les podré ofrecer un futuro estable, mientras que tanto yo como mi mujer podemos empezar a pensar una futura jubilación sin ninguna preocupación”.