El hasta ahora obispo de Lleida y actual administrador apostólico de la diócesis, Salvador Giménez, ha valorado positivamente este miércoles la elección de su sucesor, Daniel Palau, de quien ha destacado su juventud, un currículum “muy rico” y que está “bien preparado” intelectualmente. En una comparecencia para hacer balance de los cerca de diez años en el cargo, Giménez ha avanzado que el problema de la falta de vocaciones será uno de los temas que trasladará este jueves al obispo Palau en un encuentro en Lleida. Por otro lado, el prelado se ha mostrado “muy dolido” por el enfrentamiento entre las diócesis de Lleida y Barbastro por el arte de la Franja y ha admitido que “borraría” de su biografía el día que fue a declarar al juzgado por esta cuestión.
Giménez ha admitido que aquel 16 de mayo de 2019 en el que compareció en el juicio por las obras de arte en el juzgado de Barbastro fue uno de los momentos “más complicados” de su vida. “Esa fecha la borraría de mi biografía, pero la tendré allí para siempre”, ha lamentado ante los medios de comunicación.
Sobre el litigio del arte, el obispo se ha mostrado sorprendido porque la Iglesia católica tenga que estar discutiendo “como si fuéramos miembros de una sociedad civil” y ha subrayado que todos predican el mismo evangelio y se organizan de forma universal. “Llegar a este enfrentamiento entre dos comunidades diocesanas me preocupa mucho y me he sentido muy dolido, pero es así”, ha lamentado.
Y es que, según Giménez, la reclamación de las obras por parte de Aragón del arte que había en las parroquias de la Franja es “contradictoria” porque, en aquel momento, ha añadido, pertenecían al obispado de Lleida y el obispo Messeguer se las llevó al Museo Diocesano “siguiendo las indicaciones de la Santa Sede de crear arte para que nadie lo robara de los pueblos pequeños”.
Giménez ha recordado que el pasado 7 de mayo las instituciones que conforman el Museo de Lleida decidieron presentar un recurso de casación al Tribunal Supremo sobre la sentencia de la Audiencia de Huesca que reconocía la propiedad aragonesa de las obras. “Hace tres días se nos ha comunicado que se ha admitido el recurso y ahora tendremos que esperar un tiempo para que el Supremo se pronuncie”, ha detallado.
Giménez trasladará a Palau el problema de la falta de vocaciones y seminaristas
El ahora administrador apostólico de la diócesis de Lleida se reunirá este jueves con el obispo Daniel Palau en Lleida y una de las cuestiones que le trasladará, ha dicho, es que “el principal problema es la falta de vocaciones, un problema que tiene Lleida, pero también muchas otras diócesis”. En este sentido, Giménez ha lamentado que actualmente no haya ningún seminarista en el territorio.
Sobre su sucesor, el prelado ha explicado que Palau “está muy preocupado” por la responsabilidad del cargo, pero se ha mostrado convencido de que se encontrará “muy a gusto” en Lleida gracias a “su capacidad intelectual” y el hecho de haber tenido un contacto estrecho con la vida parroquial en las comarcas de Barcelona.
Al mismo tiempo, Giménez ha expuesto que Palau tendrá el reto de dar más responsabilidades a los laicos –también a las mujeres, ha dicho– en la organización de la Iglesia en las comarcas de Lleida. Por otro lado, el obispo se ha mostrado agradecido por el apoyo que ha recibido de las administraciones, por ejemplo a la hora de ayudarles a preservar un patrimonio “que cuesta mucho dinero y tenemos que mantener”.
El obispo se volverá a Valencia, “contento” del trabajo realizado
Salvador Giménez se ha mostrado “contento” de su trabajo como obispo de Lleida, un cargo para el que fue nombrado el 16 de julio de 2015 y del que tomó posesión el 20 de septiembre de 2015. El prelado, que el próximo 31 de mayo cumplirá 77 años, ha recordado que presentó la renuncia al papa Francisco en mayo de 2023, al cumplir los 75 años, para que empezara a buscarle un relevo.
Hasta la ordenación episcopal del obispo Daniel Palau, el 19 de julio en la catedral de Lleida, Giménez continuará haciendo las funciones de obispo como administrador apostólico de la diócesis. Después, ha avanzado que se volverá a Valencia, donde se tendrá que acostumbrar a “no tener responsabilidades” y donde aprovechará para leer, hacer misa y ayudar a alguna parroquia, ha indicado.