La Audiencia de Girona ha juzgado a un padre que se enfrenta a 18 años de prisión, acusado de hacer tocamientos y violar a la hija adolescente en una vivienda de Hostolesna (Alt Empordà).
El caso que ha llegado hoy a juicio se remonta a los meses de junio y agosto de 2019. Por entonces, hacía unos cinco años que los padres de la menor se habían separado. La adolescente solía pasar los fines de semana con su padre, en un piso de Arona donde también se estaban su tío y la abuela.
Según sostienen la fiscalía y la acusación particular, aprovechando que la menor dormía en la misma cama que el acusado, el padre abusó sexualmente del adolescente en cuatro ocasiones. Las tres primeras veces, haciéndole tocamientos a los pechos y a los genitales -tanto por encima como por debajo de la ropa- y la última, llegándola a penetrar vaginalmente.
Durante su declaración, la hija -que ahora ya es mayor de edad- ha explicado que los abusos tuvieron lugar cuando ella tenía entre 14 y 15 años. La joven ha relatado que, en todas las ocasiones, su padre siempre iba bebido. Ha explicado que, de entrada, le hacía tocamientos y se le ponía encima, y que cuando ella conseguía quitárselo de encima se iba a dormir en otra habitación.
El 2 de agosto de 2019, pero, tras una fiesta familiar, la chica ha dicho que su padre llegó “muy borracho” y que en aquella ocasión la violó. Ha relatado que no explicó nada de los abusos “por miedo y por vergüenza” de qué pensaría la gente y porque temía que eso “lo alejara” de su familia.
No lo hizo hasta dos años después, ya en 2021, cuando una amiga de su madre le pidió si el acusado había abusado de ella. Le preguntó tras escuchar una conversación en un bar, donde cuatro hombres comentaban que el padre se había pasado con la menor.
Ante el tribunal, la hija ha explicado que, a raíz de los hechos, ha seguido tratamiento con cuatro psicólogos. Además, ha explicado que fue mal con los estudios y que, aunque no quería volver a ver a su padre, al final accedía porque su madre le insistía “y no quería hacerla sentir mal”.
El acusado, por su parte, ha negado los hechos. El hombre, que ahora tiene 40 años, solo ha respondido a las preguntas de la abogada de la defensa. Ha asegurado que, en aquella época, su chica solía quedarse a dormir en el piso de Hostolesna y ha atribuido la denuncia a una estrategia de su expareja -y madre de la menor- para sacarle dinero. “Económicamente, iba mal, y creo que hay motivos espurios detrás”, ha explicado.
Durante el turno de los testigos, la madre de la menor ha desmentido que pasara penurias, porque era propietaria de un bar y el negocio iba bien. También ha explicado que, a veces, era el acusado quien se retrasaba a la hora de pagarle los 200 euros mensuales que habían acordado de manutención para la menor, y que cuando su hija le admitió que el padre habría abusado sexualmente de ella, se “hundió”.
Por su parte, los familiares del acusado -tanto el tío como la abuela de la menor- han asegurado que, cuando la hija se estaba con ellos en la vivienda de Hostolesna, siempre dormía en la habitación del abueloa. Y la entonces pareja del acusado ha explicado que, como él y el procesado mantenían una relación intermitente, no recordaba si aquella noche del 2 de agosto de 2019 ella se había quedado a dormir en la ciudad.
Finalmente, las psicólogas que evaluaron a la menor concluyen que su relato es creíble y “compatible” con haber sufrido agresión sexual. Entre otros, porque la joven sufrió problemas alimentarios, la sexualidad le incomodaba y le costaba mucho explicar los hechos, ya que hasta entonces había tenido el padre “idealizado”.
La fiscalía y la acusación particular imputan al procesado un delito continuado de agresión sexual con penetración a menor de 16 años. El ministerio público solicita que se le condene a 15 años de prisión, que se pase 10 años en libertad vigilada y que durante todo este tiempo no pueda acercarse a menos de 300 metros de su hija.
Además, también reclama que una vez que el procesado haya cumplido tres cuartas partes de la condena, se le conceda el tercer grado o la libertad condicional, el resto de la pena se conmute por la expulsión del Estado. En materia de responsabilidad civil, la fiscal pide que el padre tenga que pagar una indemnización de 40.000 euros.
La abogada de la acusación particular eleva la petición de pena hasta los 18 años de prisión y aumenta hasta los 500 metros la distancia de alejamiento entre el procesado y su hija. De manera subsidiaria, esta parte se adhiere a la petición que hace la fiscalía.
La defensa, por su parte, solicita la absolución. El juicio, que se ha celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia de Girona, ha quedado visto para sentencia.
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