La Audiencia de Girona ha juzgado a un joven que se enfrenta a 28 años de prisión por abusar sexualmente de dos adolescentes a quienes había conocido por instagram. Los hechos se remontan a enero de 2019, cuando los tres quedaron por verse en Caldes de Malavella (Selva). El procesado ha admitido haberse hecho tocamientos con una de las menores, que entonces tenían 14 años, pero ha dicho que fueron consentidos. La víctima, por su parte, ha relatado que aunque prometió desempañarse de ella, el chico la llevó a un callejón y acabó violándola. La otra chica, si bien no recordaba demasiados detalles, sí ha concretado que el procesado intentó excederse con ella. El acusado también afronta pasarse 10 años en libertad vigilada y pagar 29.000 euros de indemnización.
El caso, que gira en torno a versiones contrapuestas, ocurrió la tarde del 9 de enero de 2019. Por entonces, hacía pocos días que el acusado había conocido a las dos adolescentes, que eran amigas de instituto, a través de instagram. De esta red social pasaron al WhatsApp, donde el procesado creó un grupo para conocerlas personalmente. Por entonces, el joven tenía 18 años y vivía en Barcelona.
Los tres quedaron por verse cerca de la estación de Caldes de Malavella. Según sostienen la fiscal y las acusaciones, el joven hizo tocamientos a una de las adolescentes, aprovechando que la otra aún no había llegado. Y más tarde, cuando se quedó a solas con la otra menor, intentó que lo masturbara y acabó penetrándola en un callejón.
Durante el juicio, la primera de las adolescentes con las que se encontró ha relatado que, tras encontrarse con el acusado, y mientras iban al encuentro de su amiga, el procesado intentó rebasarse con ella, pero que lo frenó. A pesar de admitir que no recordaba demasiado nada, ha dicho que el joven prometió hacerle tocamientos por todas partes y que “en parte lo consiguió”.
Ellos dos se encontraron con la otra chica en una zona conocida como La Cúpula (que caminando cae a unos diez minutos de la estación). Aquí, la primera adolescente ha declarado que vio como su amiga y el procesado se empezaban a hacer pitones, y que como se les veía “cómodos” decidió marcharse.
Cuando volvió al lugar al cabo de un rato, porque se había olvidado los guantes, se encontró a su amiga muy rezaga. Ella le pidió que marcharan corriendo del lugar, se puso a llorar y le explicó que el acusado la había violado.
“Mala sensación”
Durante su declaración, esta joven ha explicado que, ya de entrada, tenía reticencias a quedar con el procesado, porque le daba “mala sensación”. Pero que acabó accediendo a instancias de su amiga. Cuando se encontraron en La Cúpula, la chica ha relatado que habían merendado y habían escuchado música, y que ella y el acusado empezaron a hacerse pitos.
Cuando su amiga se fue, la joven ha explicado que el acusado le insistió para que se quedara, y que a partir de ahí había “cambiado de actitud” y se le había mostrado “amenazador”. Ha explicado que el procesado la cogió de la muñeca, quiso que lo masturbara y que ella le dijo que no quería ir más allá porque era virgen.
En un primer momento, ha continuado, el joven accedió a irse a buscar a su amiga. Pero mientras caminaban juntos -entonces, ya era oscuro- la apartó hacia el callejón, le quitó la ropa interior y acabó penetrándola. “Yo tenía miedo e intentaba dialogar con él para salir de esta situación, pero no me dejaba”, ha explicado al tribunal. Después, sin dejar de dirigírsele con una voz “agresiva y potente”, la obligó a ver cómo se masturbaba.
La joven ha explicado que, tras volverse a encontrar con su amiga, ambas se pusieron a correr, que el acusado siguió y que se fue en dirección a la estación. La chica ha relatado que llegó a su casa completamente bloqueada, que no salió de la habitación en dos días y que, tras explicar los hechos a su madre, denunciaron al acusado.
Tocamientos consentidos
Por su parte, el acusado, que ha declarado al final del juicio, ha sostenido que la relación no fue más allá de los tocamientos y que fue consentida. El joven, que ahora tiene 24 años, ha negado haberse excedido con la primera adolescente -de hecho, ha dicho que no pasó nada- y ha relatado que, cuando se quedó a solas con la otra, ellos dos se masturbaron mutuamente y que en ningún momento llegó a penetrar a la menor.
También ha explicado que el lugar donde se encontraban se encontraba cerca de un centro de ancianos, y que si bien no pasaba demasiada gente, tampoco estaban solos del todo. “No me dijo que me detuviera y yo la veía que estaba cómoda”, ha dicho refiriéndose a la adolescente.
Las psicólogas y forenses que han declarado en el juicio han dicho que el adolescente sufre un trastorno por estrés postraumático que es compatible con haber sufrido una violación. Y que de hecho, ha tenido que seguir tratamiento. Por su parte, las peritos que evaluaron al procesado han explicado que, si bien tiene las capacidades de comprensión preservadas, sí que el joven sufre un trastorno de impulsividad, con falta de autocontrol de los impulsos, que le lleva a ser “poco reflexivo” y a tener “poca capacidad de tolerar los límites y la frustración”.
Hasta 28 años de prisión
La fiscal y las acusaciones particulares imputan al procesado dos delitos de agresión sexual con acceso carnal a menor de 16 años y un delito de maltrato. Piden que se le condene a 28 años de prisión por las dos agresiones, que se pase 10 más en libertad vigilada y que durante este tiempo no pueda acercarse a menos de 300 metros de las dos adolescentes (ahora ya, mayores de edad).
Por el delito de maltrato, las acusaciones piden que se le condene a una multa de 480 euros. En materia de responsabilidad civil, reclaman que el joven tenga que pagar una indemnización global de 29.000 euros (10.000 para la primera adolescente, y 19.000 para la otra).
La defensa, por su parte, ha solicitado la absolución. El caso, que se ha juzgado en la Sección Tercera de la Audiencia de Girona, ha quedado visto para sentencia.