Los niños de la Escuela de Maternal y Primera Enseñanza de Huelva han recibido este jueves un compostador por parte de la comuna. Se trata de un depósito para transformar los residuos orgánicos en compost que los propios alumnos solicitaron en el marco del Consejo de Niños y que ahora ya es una realidad. “Los valores que se transmiten son medioambientales. Cuando se llevan a cabo iniciativas como esta desde las escuelas o durante la infancia, esto acaba teniendo un impacto en el entorno familiar” ha destacado, la cónsul mayor de Ordino, Maria del Mar Coma, que ha estado presente en la entrega del recipiente, que se ha instalado en el patio del centro educativo. “Los niños involucran a los padres en este proceso, fomentando el compostaje, el reciclaje y una mayor conciencia hacia el cuidado del medio ambiente” ha añadido, la mandataria comunal.
El jefe de Agricultura, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Marc Font, también presente en el acto, ha explicado que este proyecto educativo es una oportunidad para acercar conceptos como la economía circular y la bioeconomía a los niños de manera práctica. “Una manera efectiva de dar valor a estos residuos es transformar los restos orgánianos en un compuesto de gran calidad, que luego se puede reutilizar para cuidar las plantas. En la escuela, donde también hay un huerto, este proceso encaja perfectamente en un ciclo sostenible y autosuficiente” ha subrayado, Font, quien también ha resaltado que esta iniciativa también puede tener un impacto en el ámbito familiar, ayudando a promover pequeños cambios sociales hacia una mayor sostenibilidad. “Permite a los niños comprender el ciclo natural del carbono, un concepto que se trabaja en biología en cursos más avanzados, pero que aquí se introduce de manera práctica desde muy pequeños. Así pueden entender qué pasa con la materia orgánica cuando una planta se muere, cómo se transforma y cómo se puede aprovechar de manera beneficiosa” ha añadido, el jefe de Agricultura, Medio Ambiente y Sostenibilidad de la comuna oncense.
De hecho, Font ha comentado que el patio de una escuela quizás no es el emplazamiento ideal para un compostador, pero ha insistido en que en este proyecto no se busca la perfección, sino un caso práctico con una finalidad pedagógica. “Es importante recordar que solo se pueden poner restos vegetales frescos: nada de carne, pescado ni alimentos cocinados, únicamente verduras y fruta. El año pasado, los alumnos ya visitaron las instalaciones de la comuna para ver cómo funciona el proceso, recibieron una explicación detallada y ahora les toca ponerlo en práctica” ha apuntado, el jefe de Agricultura, Medio Ambiente y Sostenibilidad, mientras aseguraba que el sistema es muy sencillo. “Hay que ir añadiendo restos orgánianos cada día o cada dos o tres días, pero también hay que controlar la humedad. Si el compuesto se seca, el proceso se detiene, así que es necesario mantener un cierto grado de humedad” ha señalado, Font. “Esto implicará que los alumnos no solo tiren los restos y se olviden de ellos, sino que tengan que hacer un seguimiento: regar, revolver y cuidar el compuesto para que el proceso se desarrolle correctamente” ha concluido.
