El aeropuerto Andorra-La Seu d’Urgell ha cancelado durante 2024 un total de diez vuelos debido, principalmente, a fallos técnicos en el avión programado y por meteorología adversa. Según se desprende de la respuesta escrita que el secretario de Estado de Transición, Energética, Transportes y Movilidad, David Forné, ha dirigido al conseller general socialdemócrata, Pere Baró, la cancelación de vuelos ha afectado a 242 pasajeros de los 11.599 que se han transportado durante todo el año a Madrid y Palma.
El ejecutivo indica que, debido a las incidencias, los pasajeros afectados “han tenido derecho a las compensaciones previstas en el Reglamento Europeo 261/2004, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de febrero de 2004, por el que se establecen normas comunes sobre compensación y asistencia a los pasajeros aéreos en caso de denegación de embarque y de cancelación o gran retraso de los vuelos, que no sólo prevé la reubicación en otros vuelos, sino también el resarcimiento de los gastos derivados de la anulación y una indemnización”. Además, Forné asegura que “todos estos costes no se repercuten en el contrato con la compañía -Air Nostrum- y van a cargo del operador”.
En cuanto al resto de operaciones, la compañía ha registrado 291 vuelos sin incidencias, y un vuelo con una parada técnica en Lleida en la ruta hasta Palma, lo que acabó representando un retraso en la llegada prevista de 30 minutos. En este sentido, Forné informa de que se han desviado un total de dieciséis vuelos, ocho con origen-destino Madrid y los otros ocho con origen-destino Palma. En cuanto a los motivos, cuatro vuelos han sido desviados por nieve a la pista; otras cuatro por tormentas extremas que han comprometido la seguridad de la operación; dos por falta de visibilidad; y los cuatro restantes por ráfagas de viento en cizallamiento que han comprometido la seguridad de la operación.
En cuanto a las consecuencias económicas que han representado estas incidencias, desde la secretaría de Estado de Transición, Energética, Transportes y Movilidad se explica que “la subvención a la compañía aérea prevé que la compensación de pérdidas operativas se haga proporcionalmente a los vuelos efectivamente operados, teniendo en cuenta que el contrato permite que un máximo del 5% de las operaciones se hagan con una aeronave con prestaciones no conformes al aeropuerto de Andorra-La Seu”. Así pues, “en estos casos en que la aeronave tenga que volar a otro aeropuerto lo quiere computar como desvío y no como cancelación”. De este modo, en cuanto al gasto del Gobierno, “este importe se ajustará a los vuelos efectuados al cierre de la subvención de 2024”. En cuanto a vuelos con aeronaves de otras tipologías, Forné indica que “no se ha superado el porcentaje fijado por el contrato”.
A lo largo de la respuesta, el secretario de Estado señala que el Gobierno “reconoce su preocupación por el impacto que las cancelaciones de vuelos pueden tener sobre la conectividad del país, así como sobre los sectores económicos y sociales vinculados a estas operaciones”. En este sentido, el Gobierno “reitera su voluntad de defender los intereses de los ciudadanos, visitantes y empresas que confían en estas rutas aéreas para garantizar la conectividad”. Con este objetivo, añade, el ejecutivo “ha intensificado el diálogo con la compañía Air Nostrum” y ha añadido “cláusulas contractuales para priorizar la utilización de aeronaves y aeropuertos alternativos que beneficien al pasajero, y remarcó todos estos aspectos en la renovación del contrato el verano pasado”.
Cabe recordar que el contrato entre el Gobierno y Air Nostrum se renueva anualmente, por lo que, “si consideramos que el servicio no es el adecuado y deja de suponer una ventaja para los ciudadanos de Andorra y nuestros visitantes, el Gobierno puede considerar no renovarlo”. Al mismo tiempo, dicen, “si se tratara de incumplimientos recurrentes, puede rescindirse unilateralmente el contrato”.
Sin embargo, y en respuesta a las preguntas formuladas por Baró, el Gobierno no tiene previsto ahora como tomar medidas más drásticas y se centra en seguir “con mucha atención la situación generada por las cancelaciones”, priorizando “encontrar soluciones que garanticen la continuidad y la calidad de los servicios subvenciones del aeropuerto de Andorra-La Seu con Madrid y Palma”. En este sentido, afirman que “las estadísticas de 2024 han mejorado considerablemente en relación con las de 2023, no sólo en lo que no es controlable, como puede ser la meteorología, sino también en las disrupciones por razones técnicas, tanto en valor absoluto como porcentual, teniendo en cuenta que las operaciones han aumentado un 50% y las disrupciones por ‘Aircraft on ground’ (AOG) han pasado del 8,5% a 2,5%”.
Simultáneamente, concluye Forné, se está siguiendo estrechamente el procedimiento de autorización de la utilización de las maniobras en horario nocturno. “Es una cuestión especialmente técnica, pero aquí conviene incidir en que una vez que el aeropuerto tenga aprobado el balizamiento, los operadores que lo quieran usar necesitarán una autorización para hacerlo”, afirma. En este caso, esto depende de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) del Estado español, que es quien autoriza el aeropuerto en primera instancia, y en segunda el operador, “y el proceso no es el mismo para operadores de aviones pequeños que para aeronaves medianas y de transporte público como las que tiene Air Nostrum”.