El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), institución que se encarga de velar por la seguridad nuclear y la protección radiológica de las personas y el medio ambiente en el estado español, mantiene seis zonas del país identificadas como afectadas por radioactividad, una de ellas en la provincia de Tarragona.
Según recoge laSexta, el peligro de muerte por radiactividad en estas zonas es bajo, pero el CSN las mantiene vigiladas porque presentan índices elevados. No suponen un peligro para la salud por sí mismos, pero si se remueve el suelo, se pueden liberar sustancias, tanto en el aire como en aguas subterráneas, que sí podrían representar riesgos.
En España hay 6 zonas identificadas como afectadas por la radiactividad. La más peligrosa es la de Palomares, en Almería, donde en 1966 chocaron dos aviones de los Estados Unidos que llevaban bombas. Los explosivos no llegaron a explotar, pero sí liberaron plutonio que dejó una huella radiactiva que aún perdura.
Además, en Toledo y Madrid hay dos zonas afectadas por un derrame del Centro Nacional de Investigación Nuclear; en El Hondón, en Alicante, hay una zona afectada por las actividades de antiguas fábricas de fertilizantes; y en Huelva, hay una zona afectada por contaminación por residuos de la planta de Feribería y cenizas contaminadas de un incendio.
Contaminación en el embalse de Flix
A todas estas zonas se suma Flix, en la Ribera d’Ebre, en una zona contaminada por una fábrica química de Ercross que cerró el año 2022. La contaminación se detectó por primera vez a finales de 2001 y un estudio determinó que había contaminación en los barros acumulados del embalse de Flix.
Los principales contaminantes detectados son compuestos organoclorados, fundamentalmente PCE, TCE, DCE, cloroformo (muy volátiles) y hexaclorobenceno, pentaclorobenceno, DDT, PCB, policloroestirenos y policloronaftalenos (poco volátiles).
También se encuentran otros compuestos orgánicos no clorados, entre los que destacan el benceno, el etilbenceno, el toliento, chilenos, bifenil, etc., metales pesados (destaca la alta concentración de mercurio), y radionúclidos (se identifica la presencia de uranio (238U) y los productos de su cadena de desintegración radiactiva, especialmente radio (226Ra) y plomo (210Pb)).
Según la Agencia Catalana del Agua, la ACA dispone de una sonda de medida en continuo de mercurio y turbidez en Flix, y la CHE dispone también de una sonda similar a Ascó, con las que se hace un seguimiento en continuo para prevenir y alertar, si llegara el caso, de los posibles episodios de contaminación que se puedan derivar de las actuaciones de descontaminación o de la fuga de contaminantes del recinto cerrado donde se realiza la extracción de barros. contaminados.