El Museo de Valls inaugura, el viernes 15 de marzo a las 8 de la noche, la exposición Antoni Tàpies. Bronces intervenidos (1987-1989), que reúne casi una veintena de obras del artista. El pasado día 15 de diciembre de 2023 se avecinaba el centenario del nacimiento de Antoni Tàpies, uno de los artistas catalanes más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Para conmemorarlo la Generalidad de Cataluña, con la Fundación Antoni Tàpies, han instituido el Año Tàpies. Una celebración que tendrá eco más allá de nuestro país, con exposiciones importantes en Madrid, Bruselas, Münster o Ceret. Y multitud de actividades, publicaciones, proyectos de investigación y actividades educativas, en la sede de la Fundación Tàpies, en Barcelona, y en diversos museos catalanes. Con la exposición Antoni Tàpies. Bronces intervenidos (1987-1989) el Museo de Valls se ha sumado a esta celebración. La muestra se podrávencer en las salas del museo hasta el 30 de junio.
La vinculación de Tàpies con la ciudad de Valls no es sólo porque en el fondo del Museo hay varias obras suyas, sino porque el artista fundió una decena de piezas en la fundición Vilà, situada en el polígono industrial de nuestra ciudad, en el año 1987. Y son estas obras las que protagonizan la muestra. Unoa exposición que hacía años que el museo sueña con poder hacer, pero ha sido el Año Tàpies quien lo ha hecho posible.
Las obras expuestas proceden de la Fundación Tàpies, del galerista Carles Taché y de coleccionistas particulares. La exposición ha sido comisariada por la crítica de arte Conxita Oliver y el director del Museo de Valls Jordi París. Los textos de la exposición y del catálogo han sido elaborados por Conxita Oliver y el diseño expositivo es obra de Xavi Torrent. La muestra cuenta con la colaboración económica del Ayuntamiento de Valls y de la Generalidad de Cataluña.
Esta muestra coincide en el tiempo con la presentación del tapiz Etiqueta rojista, 1971, de Antoni Tàpies y Josep Royo, que el Museo de Arte Moderno de Tarragona hará en su sede el próximo día 14 de marzo. Dos actividades que los dos museos tarraconenses han realizado coordinadamente dentro de los actos del Año Tàpies.
Una muestra excepcional
Esta exposición es excepcional porque no se habían reunido todos estos bronces desde diciembre de 1987, cuando se hizo su presentación en la galería Carles Taché de Barcelona. Sí se habían podido ver algunas piezas sueltas en varias exposiciones, pero nunca todas ellas de nuevo reunidas.
Antoni Tàpies trabajó la tridimensionalidad en su obra, desde sus inicios. Una obra en la que los objetos cotidianos jugabaen un papel relevante. A pesar de esta predilección por la obra en volumen, fue necesario que pasaran casi cuatro décadas de prácticoa arteística para que Tàpies se enfrentara a la obra en bronce. Será su galerista, Carles Taché, quien le animará a hacerlo.
Las fundiciones
Inicialmente el artista trabajóen la fundición Oliveras, de Llinars de Munt. Una fundición afamada por los artistas que fundían en ella, como Joan Miró. En este taller hicieron las tres primeras piezas: Lavamanos y libros, Cántaro y bota y Taburete. En el obrador trabajaban sólo tres personas, Manel Oliveras, el propietario, y sus dos hijos. Aesta circunstancia implicaba que tenían una capacidad limitada de producción de piezas. Y fue la razón por la que Taché decidió cambiar de taller y buscar una fundición que le diera más posibilidades de producción de piezas.
Eligió la fundición Vilà de Valls, creada hacia el año 1960 por Ramon Vilà. En los años ochenta, la fundición estaba formada por casi diez trabajadores y producía todo tipo de esculturas, tanto de formato de exposición como en formato monumental. Tenia como clientes a escultores tanto reconocidos como Josep M. Subirachs o Apel·les Fenosa. Allí fue donde Tàpies fundió el conjunto más importante de piezas, una decena, como Butaca, Colchón, Libro I o Cráneo 376, entre otros.
Dos años más tarde, también fundieron en la casa Barberí la obra Campana pequeña, de Riudellots de la Selva, que estaba especializada en la construcción de campanas, y que también se puede ver en la exposición vallisoletana.
Proceso de trabajo
Las obras realizadas por Tàpies en la foneria Vilà fueron hechas a la cera perdida, una técnica ancestral del bronce. Normalmente los artistas van a la fundición con una escultura original hecha en su estudio, ya terminada, para fundirla. En el caso de Tàpies las obras se crearon en la misma fundición.
Sus piezas se iniciaban casi siempre a partir de objetos que el artista llevaba: una butaca, una puerta, un libro, etc.. Los operarios lo primero que hacían era sacar un molde del objeto, de gelatina, que permitía copiar exactamente su forma y su textura. Seguidamente se recubría el molde con cera y se retocaba. Todo este proceso podía durar casi una semana o más en función de su tamaño. Una vez acabado, sobre la superficie de cera, Tàpies intervenía las piezas, lo hacía con un hierro caliente. En algunos casos también añadía más cera, para resaltar alguna parte del objeto o para dar más volumen. Acabados estos trabajos la pieza iba a fundirse.
Una vez sacada la pieza del horno y limpiada, se cincelaba y seguidamente se patinaba, para darle color. Para hacerlo en primer lugar se ponía el ácido, de un color verdoso, y luego había que frotarlo para dar un aspecto uniforme a toda la pieza. En este punto Tàpies quiso que sus obras no se rozaran, sino que las quería con la imperfección producida por el ácido, al azar, y por lo tanto en la mayoría de casos quedaba en el color verde que daba el ácido. Desde entonces en la fundición Vilà, este color se conoció como verde Tàpies.
Todavía se hacía una última actuación sobre la pieza, se recubría con polvo de talco, para luego limpiarla. Pero la limpieza no era exhaustiva, no llegaba a todos los rincones de la pieza, eso le daba a sus obras un aspecto de bronce antiguo, envejecido. Finalizado todo este proceso de trabajo las obras aún no estaban terminadas, sino que eran de nuevo intervenidas por el artista con pintura, blanca o negra. Podía ser una cruz, una letra, una flecha o una franja de color.
De la mayoría de piezas se hicieron seis ejemplares venales y uno que era para la Fundación Antoni Tàpies, que son las que actualmente se pueden ver en la exposición del Museo de Valls.
Paralelamente a la exposición de los bronces de Tàpies se puede ver en el museo una pequeña muestra de fotografías sobre el artista, realizadas por Francesc Català-Roca. El fotógrafo vallisoletano era de la misma generación de Tàpies y compartieron cuadrilla de amigos. Catalán fotografiano al pintor desde los años cuarenta hasta los noventa. Las imágenes que se pueden ver son actualmente un retrato y una vista del taller de Barcelona y cuatro imágenes del artista trabajando en el taller de Closa, todas ellas de inicios de los años noventa.