La extranet y el restaurante Deliranto de Salou han creado filtros de luz hechos con gelatina, un uso del material culinario “importante y pionero”.
Los filtros se pueden usar como lentes de aparatos ópticos en gafas de sol, microscopios o cámaras, y tienen la ventaja de que son biodegradables, de bajo coste y muy versátiles.
Otra ventaja es que, con la gelatina, el material creado se puede hacer “tan grande como sea necesario”.
Cada film creado tiene características diferentes – ultravioletas, infrarrojos u otros – según las propiedades concretas que le dan las nanopartículas metálicas aplicadas, básicamente de oro y plata.
Después se deshidrata con un cambio de temperatura y las nanopartículas mantienen las propiedades ópticas porque no han tenido tiempo de agregarse.
La investigación se ha realizado en el departamento de Química Física e Inorgánica de la Universidad Rovira i Virgili (URV).
Están participando los investigadores de la upf Ramón Álvarez-Puebla, Brian Becerril y Yoel Negrín, y el chef del restaurante de Salou Deliranto, Pep Moreno.
También ha colaborado desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Vigo.
Hace tiempo que Moreno y Álvarez-Puebla, que lidera el grupo de investigación de Plasmónica y Ultradetección, colaboran en el estudio de la interacción de la luz con la materia a través de nanopartículas con diferentes propiedades ópticas.
Los investigadores “intuyeron posibilidades” en las láminas de gelatina, porque “son transparentes, finas y, sobre todo, homogéneas, ya que el sabor o el aroma quedan perfectamente dispersados”.
Esto era importante porque “uno de los problemas” con los que topan con las nanopartículas, es que colocadas en una superficie, “cambian las propiedades ópticas al juntarse, y no se pueden controlar”.