viernes, 24 de enero de 2025
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Finalizan las obras de un tramo del acueducto romano del Camp de Mart de Tarragona

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Los trabajos de restauración y consolidación de un tramo del acueducto romano del Campo de Marte, han finalizado después de tres meses de tareas y han permitido al mismo tiempo, documentar, fotografiar e investigar sobre este monumento y su importancia.
Se trata de un tramo de conducción romana que probablemente llevaba las aguas desde las fuentes del río Gaià hasta Tárraco. Es decir, uno de los acueductos que proveían de agua la capital de la Tarraconense. Desde este punto, transcurre por debajo de la muralla, hasta el ángulo noroccidental de la gran plaza de representación del Foro Provincial.
En cuanto al proyecto se ha llevado a cabo, por un lado, la consolidación de la base de este tramo del acueducto y la muralla, que es de unos 31 metros; y para hacerlo posible, se han retirado los añadidos modernos que podían dañar la interpretación del acueducto y se han eliminado y limpiado los restos de plantas y raíces.
La obra ha tenido un coste de 40.039,96€ y ha contado con el apoyo de la Generalitat de Cataluña para la ejecución de obras de restauración y consolidación de inmuebles de notable valor cultural.

¿CÓMO ERAN EN REALIDAD LOS ACUEDUCTOS ROMANOS?

Cuando hablamos de acueductos romanos casi todo el mundo piensa en el Puente del Diablo o en el acueducto de Segovia y no, eso no son acueductos en sentido estricto, sino arquerías para salvar un gran desnivel, sobre todo un valle estrecho, hechos, sobre todo, para dar prestigio a una ciudad o a un patrocinador.
El acueducto es el canal o fistula (originalmente tapado) que pasa por encima del puente de arcos. Pero en la mayor parte de su trazado los acueductos eran una conducción de obra (o excavada en la roca, en túnel), normalmente con bóveda, y que solía estar hecha con hormigón romano o ladrillo y rebozada por dentro con una capa impermeabilizante (que en algunos casos todavía ha llegado hasta nuestros días).
Los acueductos podían tener decenas y hasta centenares de kilómetros desde la captación hasta las ciudades donde iban destinados, ya que para los romanos el hecho de disponer de agua de calidad, en sus asentamientos era fundamental.
Eran grandes obras de ingeniería, con una pendiente constante (de pocos centímetros cada 100 metros), ya que el agua avanzaba por gravedad, y contaban con grandes elementos de ingeniería avanzada como registros, balsas de decantación, cisternas, válvulas, sifones.
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