El Hospital Vall d’Hebron ha incorporado la lectura a los bebés prematuros para estimular sus conexiones neuronales. El proyecto busca compensar, con la calidez de los padres explicando cuentos, el silencio que suele haber en las UCI, sólo roto por el bip de los monitores de los cuidados intensivos.
“En el útero, el bebé recibe la voz de la madre y la prematuridad rompe estos estímulos.
A la incubadora siente otros sonidos.
Leer es devolverle estímulos más adecuados, como son la voz de los padres, y a la vez se le expone a muchas palabras.
Eso mejora el neurodesarrollo“, dice la doctora Fátima Camba, del Servicio de Neonatología.
La iniciativa también quiere “apoderar” a las familias cuando el bebé debe estar ingresado, añade la enfermera Lorena Tamborero.
La Manuela coge un cuento del rincón de los libros en el Servicio de Neonatología de Vall d’Hebron para leerlo al hijo, que está en contacto piel con piel con el padre, el Albert.
El Bruno nació a las 27 semanas y esperan volver a casa a finales de septiembre.
Mientras la madre le explica ‘¿De qué hace gusto la luna?’, un clásico de la literatura infantil, la manija del Bruno se baña y sale fuera de la sábana.
El proyecto para incorporar la lectura busca estimular las conexiones neuronales de los bebés prematuros durante el periodo neonatal, un momento crítico para el desarrollo del bebé.
Según explican desde el hospital, la experiencia de otros centros y la literatura científica muestran los beneficios de la lectura de padres a hijos para reducir la ansiedad, crear vínculos y estimular el desarrollo neurológico de los bebés.
“Cuando nos hablaron del proyecto, nos pareció una buena idea para hablar en el Bruno y conectar con él.
Todo lo que podamos hacer para que esté bien, lo haremos”, señala Manuela.
La enfermera Lorena Tamborero resalta precisamente que la iniciativa ha tenido muy buena acogida entre las familias, que a veces se sienten retiradas del rol de padres cuando el hijo está ingresado en la UCI. “Todo lo que puedan hacer dentro de la unidad para ayudar a los hijos les resulta muy empoderador”, afirma Tamborero.
Los hospitales buscan una atención cada vez más humanizada a los bebés prematuros y a la vez involucrar a las familias en los cuidados del día a día.
La pequeña y flamante biblioteca para los bebés prematuros se ha ido nutriendo de libros en las últimas semanas y espera crecer en los próximos meses, con títulos también en otras lenguas para las familias con origen en otros países.
Reducir la brecha lingüística
Una derivada del proyecto es reducir la brecha lingüística que muchas veces marca el código postal.
Según indican desde Vall d’Hebron, a partir de estudios de algunos autores, los bebés de una familia con un nivel socioeconómico medio o alto sienten una media de 2.000 palabras la hora y los de una familia con un nivel socioeconómico bajo, 600.
Esto se traduce en que a los tres años, los primeros habrán sentido cerca de 20 millones de palabras más que los segundos.
Y más vocabulario equivale a mejores resultados académicos y una mejor salud en la edad adulta.