El Ayuntamiento de Terrassa y los vecinos del barrio de Ca n’Anglada quieren que se dote los espacios surgidos del esponjamiento en el barrio con equipamientos y zonas de estancia y recreo. Este 2025 se ha derribado el 煤ltimo bloque de pisos, el noveno en 13 a帽os, y que ha supuesto una inversi贸n total de 17 millones de euros.
El procedimiento administrativo ha pasado por realojar a los vecinos afectados por eliminar los bloques y dar paso a cuatro plazas abiertas, que permiten oxigenar el barrio, densamente edificado, y aportar m谩s luz a los hogares. Ahora, sin embargo, llega lo que consideran la parte m谩s compleja: definir qu茅 hacer donde ahora hay cemento, lo que obligar谩 a Generalitat y Ayuntamiento a entenderse, siempre con la necesaria y determinante participaci贸n vecinal.
El proceso de esponjamiento de Ca n’Anglada comenzaba en el a帽o 2012, a partir del convenio que firmaban el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat y el Ayuntamiento de Terrassa para reducir la masa de edificios del barrio, muy densificado. El objetivo era mejorar las condiciones de vida, medioambientales y sociales para dignificar la vida en el lugar y reducir la degradaci贸n y el estigma que hab铆a en torno a los conocidos como pisos de Vitasa.
Se trata de bloques construidos a mediados del siglo XX para dar respuesta a la ola migratoria procedente de otros puntos del Estado, y que tambi茅n sirvieron para acoger a las familias afectadas por la riada de 1962, especialmente intensa en la cocapital vallesana. El esponjamiento, sin embargo, preve铆a eliminar parte de este parque de viviendas, en total 184 pisos, para posteriormente urbanizarlos en beneficio de los vecinos del barrio.
Con un coste de 17 millones de euros, Generalitat y Ayuntamiento asumieron el 50% a partes iguales. La expropiaci贸n de los pisos, adem谩s, supuso el realojamiento de las 127 familias afectadas en otros emplazamientos, muchas en pisos p煤blicos en el barrio de Torre-sana pero tambi茅n en otros puntos de la ciudad, tanto de alquiler social como de compra en el mercado secundario.
Un nuevo escenario
Los vecinos del barrio hacen una valoraci贸n buena en cuanto al resultado de la actuaci贸n: “Han quedado muchos espacios libres, se han sacado los bloques que estaban muy aglomerados, hab铆a mucha gente en poco espacio”, explica Andr茅s Zamora, presidente de la Asociaci贸n de Afectados por el Plan de Esponjament de Ca n’Anglada.
No obstante, explica que el realojamiento de las familias afectadas “fue un poco extra帽o” por la movilidad que supuso, pero tambi茅n reprocha que el ritmo de las tareas no ha sido el deseado. “Los 煤ltimos cinco a帽os han sido lentos y pesados, sobre todo para la gente del 煤ltimo bloque”, explica, destacando que muchos de los vecinos eran ancianos y que les enganch贸 todo el proceso en plena explosi贸n de la burbuja inmobiliaria.
En este sentido, apunta que las negociaciones con las entidades bancarias fueron intensas para conseguir la condonaci贸n de las deudas pendientes con los bancos en el caso de inmuebles de propiedad, y que los vecinos supieron priorizar aquellos que ten铆an m谩s problemas de movilidad o que viv铆an en pisos superiores, todos sin ascensores, para hacer el traslado antes. En pleno proceso, se dispar贸 el n煤mero de ocupaciones en el barrio: “Hab铆a ocupaciones por parte de personas que no ten铆an derecho“, destaca.
En Ca n’Anglada, como ya pas贸 a mediados del siglo pasado, se experiment贸 una nueva ola migratoria, esta vez principalmente que ciudadanos procedentes de Marruecos.
Y ahora, 驴qu茅?
Con el derribo del 煤ltimo bloque, el m谩s caliente est谩 en el fregadero. El espacio surgido de la desaparici贸n de los pisos ha dado paso a plazas de cemento pendientes de encontrar una funcionalidad. Algunas, como la del pasaje Comercial, se han tenido que cerrar: “Se hac铆a un mercado de la miseria“, lamenta la concejala de distrito, 脕ngel Melgares, que explica que generaba problemas de convivencia insostenibles en un barrio estigmatizado.
Ahora, el barrio tiene una media de edad joven, con mucha familia numerosa, un hecho “que aporta valor”, destaca Melgares. Es por ello que considera urgente establecer un plan de actuaci贸n para que los cuatro espacios surgidos del derribo de los nueve bloques, y pide al Gobierno de Salvador Illa que ponga hilo en la aguja.
“Pido a la Generalitat que miremos, junto con los vecinos, que son una parte fundamental de este proyecto, c贸mo podemos encontrar el uso adecuado de estos espacios, y no puede ser de otra forma que conveniado con la Generalitat”, destaca la regidora. Zamora, por su parte, admite que se abre una nueva etapa con inc贸gnitas.
“Ahora viene uno de los problemas m谩s grandes, que es qu茅 hacer con tanto espacio libre“, se帽ala. Las familias no est谩n satisfechas con un entorno de cemento, y reclaman una mejora integral de estas nuevas centralidades: “Estamos mirando si se pueden poner zonas verdes, porque el cambio clim谩tico en las ciudades es duro y pasaremos cada vez m谩s calor, o 谩reas de juego para los ni帽os y bancos para que la gente baje y se seque en verano”.
Melgares comparte esta visi贸n, y a帽ade tambi茅n que en el barrio faltan servicios y equipamientos que podr铆an encajar con estos nuevos espacios, una decisi贸n, sin embargo, que quiere hacer de la mano de los vecinos. “Tenemos que conseguir desestigmatizar este barrio”, se帽ala, apuntando que hay mucha poblaci贸n joven a la que se tiene que conseguir dar oportunidades: “Es verdad que hay una alta tasa de abandono escolar, sobre todo masculino, de eso hay que tener cuidado, y todo eso implica tener los equipamientos adecuados”.