Tener niveles altos de omega-3 en sangre se asocia con un menor riesgo de demencia y Alzheimer, según un estudio coliderado por el Hospital del Mar Research Institute y que publica ‘Nutrients’. El trabajo analiza datos de 260.000 personas procedentes de la base de datos UK Biobank y se trata del trabajo con un mayor número de participantes realizado hasta ahora en este campo.
En la muestra han participado investigadores del Fatty Acid Research Institute de los Estados Unidos y del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN). Los investigadores han apuntado que a pesar de las primeras conclusiones, el estudio no apunta a una causalidad directa y para ello será necesario desarrollar más estudios que continúen avanzando en esta línea de trabajo.
Los investigadores han dividido a los participantes en voluntarios de entre 40 y 50 años, de 50 a 60 y de más de 60. También han podido relacionar esta información con la aparición de Alzheimer u otras demencias como entidades diferenciadas. El investigador del grupo de investigación en Riesgo Cardiovascular y Nutrición del Hospital del Mar Research Institute, el doctor Aleix Sala-Vila, ha apuntado que esto ha servido para estudiar si tener niveles elevados de omega-3 con 50 años puede ayudar a prevenir la aparición de la demencia muchos años más tarde. El trabajo ha tenido en cuenta la edad, el sexo, el nivel de escolarización de los participantes y las características genéticas asociadas a un mayor riesgo de Alzheimer.
Las conclusiones indican que niveles elevados de omega-3 se asocian con menos riesgo en todos los grupos de edad, en hombres y mujeres y en las dos enfermedades, pero las asociaciones más fuertes se dan en hombres, en personas de más de 60 años y por las demencias que no son el Alzheimer. Las asociaciones son también especialmente beneficiosas para los omega-3 diferentes del ácido docosahexaenoico (DHA). Este omega-3 lo aportan alimentos como el pescado azul y por eso el estudio refuerza la idea de que hay algunos alimentos que podrían ser beneficiosos para la salud cerebral.
Sin embargo, los investigadores apuntan que los resultados no establecen una causalidad directa entre los niveles de ácidos grasos en sangre y el riesgo de Alzheimer y otras demencias. Para ello, es necesario desarrollar otros estudios con voluntarios de suplementación de la alimentación con omega-3. Sí sirven pero para ayudar a definir de forma “más cuidadosa” futuros estudios, según Sala-Vila. Los nuevos trabajos deberán tener en cuenta cuál es la población que más se puede beneficiar de este tipo de intervención, ya que la respuesta a la suplementación no es igual para todos.
Los futuros estudios también deben ayudar a definir mejor qué tipo de omega-3 testar, cuál es la dosis más adecuada o la duración que será necesaria para poder ver un efecto clínicamente relevante.