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Los vecinos del número 7 de la calle Canigó de Badalona, el edificio contiguo al que se hundió parcialmente la semana pasada, hanpodido entrar este mediodía en sus viviendas para llevarse lo más imprescindible después de que ayer los desalojaran por precaución. Han podido entrar dos vecinos por piso comenzado por el ático una vez técnicos municipales lo han autorizado. David, el vecino del 4º 4ª que detectó la grieta en el techo de su comedor que provocó el desalojo, ha explicado que desde el primer momento se les ha informado y acompañado y que confía en poder volver pronto a casa. “Está todo muy reciente y vamos paso a paso”, ha añadido. Esta tarde, el arquitecto municipal y el contratado por los vecinos se reunirán para ver cómo actuar.
La veintena de vecinos del edificio se han concentrado en la calle desde buena mañana esperando que les dejaran entrar en su casa para coger lo más imprescindible como ropa, medicamentos o documentos. La autorización ha llegado a las indagaciones de un cuarto de una del mediodía una vez que los técnicos municipales han realizado una breve inspección en el interior del inmueble.
El vecino que detectó la grieta en el comedor de su casa que obligó a desalojar el edificio ha explicado que ayer por la noche les informaron de los siguientes pasos a seguir y ha agradecido al consistorio el trato recibido. David ha explicado que las viviendas están apuntaladas y que no podrán volver a su casa hasta que no se hagan las obras para reforzar la estructura del edificio.
David, que ha actuado como portavoz del resto de vecinos del inmueble, ha explicado a la ACN que el arquitecto del ayuntamiento y el que han contratado los vecinos se reunirán esta tarde para evaluar cómo actuar. Con todo, ha asegurado que, según lo que se les ha trasladado, la actuación no es complicada y que las obras no deberían alargarse mucho. También ha confirmado que a la espera de hablar con las aseguradoras serán los vecinos los que deberán hacerse cargo del coste de las reparaciones.
Visiblemente emocionado, David ha señalado que su caso tendrá una rápida solución y ha pedido que los esfuerzos se concentren en dar respuesta a las necesidades de los vecinos del número 9, los “realmente afectados”. Aquí, ha recordado que muchos están durmiendo en casa de familiares y amigos de forma provisional y que les hace falta una alternativa a más largo plazo.
Con el objetivo de dar una solución a los vecinos del número 9, se ha puesto en marcha una recogida de firmas en el barrio y otra en Change.org que, además de reclamar esta solución, también reclama que se modifique el protocolo para elaborar las inspecciones técnicas de los edificios.
Temor de los vecinos de los edificios próximos
Aunque los edificios actualmente afectados son los de los números 9 y 7, los vecinos de los más próximos reconocen tener miedo por si los suyos también pueden sufrir algún problema. En este sentido, Carlos, vecino del número 5, reconoce que “duerme con un ojo abierto” y que cuando marcha a trabajar teme que al volver, como les ha pasado a los vecinos del número 7, se encuentre que no puede entrar en su casa.
La Juani, vecina del número 3, se expresa de manera similar y dice no entender cómo ningún técnico ha evaluado la estructura de los edificios más cercanos al que sufrió el hundimiento.
