El alcalde Jaume Collboni ha entregado este lunes la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona a la familia del diseñador industrial Miguel Milá Sagnier (Barcelona 1931 – Bilbao 2024).
El galardón, que fue aprobado por el Gobierno municipal en Comisión de Gobierno el pasado 13 de julio, llega en reconocimiento de su trayectoria profesional como pionero de este campo y por haber contribuido a la proyección internacional de Barcelona y del país.
Miguel Milá murió el pasado 13 de agosto.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha anunciado que el DHUB acogerá el próximo año una exposición retrospectiva sobre la obra de Miguel Milá que comisionará a su hijo Gonzalo.
Collboni ha destacado el legado universal de unos “diseños pioneros que décadas después siguen vigentes”, así como “la importancia de la defensa de la calidad del espacio público” y su “humanismo minimalista” porque el diseño debe estar “al servicio de las personas y sus necesidades”.
Por todo ello, Collboni ha subrayado que la ciudad de Barcelona siempre le estará agradecida, ha añadido que Miguel Milá será siempre un “referente ineludible de la cultura contemporánea”, y ha agradecido la unanimidad de todos los grupos políticos en la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona.
Miguel Milá ha tenido un papel fundamental en la historia contemporánea del diseño catalán y español, también como miembro de una generación de pioneros del diseño que se inició en los años 50, hasta el punto de que ha dedicado toda su vida a crear objetos para la vida cotidiana que se han convertido en verdaderas piezas clásicas.
Desde la creación de su empresa, Tramo, desde la que comenzó a diseñar sus propios muebles y lámparas, Milá escaló hasta llegar a obtener gran repercusión internacional como por ejemplo con las luces TMC y TMM, convertidos en iconos del diseño, o bien la luz Cesta, la chimenea A14 o la escalera de tornillo metálica. En la década de los años 60 participó en la creación de la Asociación de Diseño Industrial del Fomento de las Artes y del Diseño (ADI-FAD), en colaboración con André Ricard, Antonio de Moragas, Oriol Bohigas, Alexandre Cirici Pellicer, Manel Cases y Rafael Marquina, entre otros.
Más adelante, durante el posmodernismo, se centró en el interiorismo, en proyectos de casa particulares, en trabajos de exposiciones y en el diseño de mobiliario urbano. De esta época son el banco Neorromántico (1995), la luz Estadio y el banco Tramo para las Olimpiadas de 1992 o el diseño del interior de los vagones del metro. Su legado en la ciudad se puede encontrar también en los jardines de la Rambla de Sants o en la incorporación de mobiliario urbano a los ejes verdes de la ciudad, elementos que favorecen la interacción social.
Miguel Milá ha recibido numerosos premios y reconocimientos durante sus sesenta años de actividad profesional, como son el Premio Nacional de Diseño Industrial en su primera edición de 1987, varios años del galardón Delta de Oro y Delta de Plata que otorga la ADI-FAD o bien el Premio Good Industrial Design (1994) o el Compasso d’Oro Internazionale (2008), entre otros.