El Vallès Oriental es una comarca considerada como tradicionalmente tranquila, con un ritmo de vida diferenciado del bullicio de Barcelona, pero en los últimos años vive una transformación.
Desde la pandemia de la Covid-19 (2020), la llegada de nuevos residentes mayoritariamente provenientes de la capital catalana, ha provocado un cambio en el mercado inmobiliario local y también un aumento de la demanda de los servicios públicos. Esto, supone unos retos importantes en el territorio, especialmente para las familias que ven como el precio de la vivienda sube mientras las infraestructuras sociales y educativas se saturan.
El fenómeno de la migración desde Barcelona y la presión inmobiliaria
Desde hace unos años, el Vallès Oriental se ha convertido en un destino atractivo para quienes buscan huir del estrés y de los elevados costes de vida de Barcelona. “Este fenómeno, se ha visto agravado por la pandemia. Cuando la gente vio que no podía salir a la calle y se encontraban en pisos pequeños y sin balcón en Barcelona, se dieron cuenta de que querían ver desde sus propias casas la montaña y el verde característico del territorio”, explica la Inmobiliaria FincAs & Ro de Granollers.
Esta nueva dinámica está generando una subida de precios de la vivienda, tanto en el mercado del alquiler como la compraventa. Sin embargo, según la inmobiliaria, el coste del alquiler es el que más afectado se ha visto, ya que ha aumentado en un 30 – 35% desde el año 2020.
“Desde la Covid-19, la demanda nos ha subido un 300%. La vivienda en el Vallès Oriental, sigue siendo más barata que en Barcelona, pero en el territorio ha supuesto un incremento de precios altísimo en comparación con lo que estábamos acostumbrados a vivir” añade el agente inmobiliario de FincAs & Ro.
Para los locales esta subida significativa de pedida y de precios, ha supuesto una nueva dificultad a la hora de encontrar una vivienda digna, espaciosa y donde vivir con perspectivas de futuro que permitan formar una familia. Los precios que se han disparado en los últimos años, también han hecho que el coste de vida en los pueblos de la comarca hayan aumentado tanto que dificulten poder vivir en el territorio sin reajustar en qué y cómo repartir los gastos.
La vida de las familias locales y de los vecinos
Son muchos los vecinos y asociaciones de vecinos que advierten de los efectos negativos de la presión inmobiliaria que sufre el territorio. “Cada vez hay menos tierras vírgenes, menos campos, menos animales y todo se está edificando, lo que acabará provocando la pérdida de la esencia de la comarca y de la vida de pueblo que siempre ha habido” afirma una vecina nativa del Vallès Oriental, que hace más de 30 años que vive en la comarca catalana.
Desde el año de la pandemia hasta hoy en día, la Inmobiliaria FincAs & Ro de Granollers calcula haber gestionado la venta de unas 20 parcelas para construir viviendas nuevas en la comarca del Vallès Oriental, lo que evidencia la pérdida de zonas verdes de la comarca y la creciente demanda de lugares donde poder vivir.
Esta situación no sólo afecta al acceso a la vivienda, también afecta al tejido social y cultural de los barrios, poniendo en riesgo el arraigo y la cohesión comunitaria esenciales de la convivencia local.
Saturación de infraestructuras y servicios públicos
El aumento de la población también ha hecho crecer la presión en los servicios públicos, como las escuelas y los centros de salud. Cardedeu es uno de los pueblos que se ha visto más afectados con la llegada de nuevas familias, provocando un colapso en las guarderías que hace que se tengan que valorar nuevas opciones de escuela pública por el territorio, a pesar de tener que desplazarse del pueblo para que los niños puedan acceder.
“La vida en los pueblos está mucho más saturada, nos encontramos con la falta de servicios públicos esenciales como lo es la salud. Faltan médicos en el territorio para poder atender a todos los que estamos sin tener que hacer esperas muy largas y eso, antes no pasaba” comenta la vecina de El Vallès Oriental.
La vida en el territorio ha cambiado. Ya no solo buscan piso jóvenes o personas que quieran emanciparse de la vivienda familiar, hecho cada vez es más complicado por el incremento de precios. En los últimos años, han aparecido nuevos perfiles de inquilinos como: amigos que son compañeros de piso, personas mayores que han vendido sus casas familiares y buscan pisos céntricos cercanos al comercio local y a los centros de salud, y personas inmigrantes que se desplazan por motivos laborales.
“Hace unos años era impensable encontrar jóvenes que fueran amigos y quisieran vivir juntos, porque eso era típico de ciudades universitarias como Barcelona, pero actualmente, este perfil es cada vez más habitual dado que los precios han subido mucho como para vivir una sola persona, incluso si lo que busca es un alquiler de habitaciones” explica la inmobiliaria de Granollers.
Perspectivas de futuro
El Vallès Oriental se encuentra ante un momento crucial donde la presión demográfica e inmobiliaria es decisiva para mantener el equilibrio entre la calidad de vida y el desarrollo. Las asociaciones de vecinos trabajan para promover la cohesión y adaptación a la comunidad, mientras el vecindario sigue trabajando en preservar la esencia y el bienestar de los barrios.
“Nos encontramos con que si todo sigue así, de aquí a unos años sólo conoceremos a los vecinos de nuestros barrios, pero perderemos la noción de quien vive cuatro calles más allá de nuestra casa y, por lo tanto, perderemos la concepción de pueblo para pasar a ser barrios como en las grandes ciudades” evidencia la vecina del territorio.
Cada vez es más difícil encontrar alquileres asequibles en el territorio, dado que muchas inmobiliarias no llegan a hacer públicos los pisos que pueden ofrecer, ya que ya tienen algún perfil de inquilino adecuado que encaje con la vivienda. “Muchos otros propietarios no llegan ni a gestionarlo con inmobiliarias porque todos tenemos un amigo, conocido o familiar, que puede alquilar el piso y así se ahorran la gestión de la inmobiliaria y lo hacen a cuenta propia” afirma FincAs & Ro.
“En un futuro, nos podríamos llegar a encontrar con un bloqueo de pisos dada la elevada demanda que nos estamos encontrando y al mismo tiempo, la poca oferta con la que podemos trabajar” añade el agente de la inmobiliaria granollerina.
El reto es colectivo, requiere compromisos para que el territorio siga siendo un lugar donde personas, nuevas y antiguas, puedan vivir con tranquilidad.