Un jugador del R.C.D Espanyol ha acudido esta mañana al juzgado para declarar como acusado por un supuesto delito de agresión sexual. Los hechos tuvieron lugar el 23 de junio del año pasado, cuando los blancos certificaron su regreso a Primera División. En esta fiesta privada en la discoteca barcelonesa Opium, el jugador mantuvo relaciones sexuales con una trabajadora del club que también asistió, la cual le denunció el pasado enero.
Según ha explicado Álvaro Aguado al magistrado, él tuvo constancia de la denuncia por medio del club, el cual no ha tomado ninguna medida cautelar contra él. Además, casi un año de después de la noche en que sucedieron los hechos, las cámaras de seguridad del establecimiento se han borrado, lo que estaría dificultando la investigación.
La joven denunciante tiene miedo a posibles represalias porque todavía trabaja en el club
Por otro lado, la denunciante declaró ante el juzgado que no se veía con fuerzas de encarar un proceso judicial y tenía miedo a posibles represalias en el trabajo. La joven habría asegurado que ya no tiene contacto con el jugador, pero sigue trabajando en el R.C.D Espanyol.
Después de la comparecencia de las dos partes, el juzgado deberá tomar una decisión. La posición del club ha sido clara, ya que no ha apartado a Álvaro Aguado de la plantilla ni ha activado el protocolo de violencia sexual. Igualmente, el jugador no desmiente que mantuvieron relaciones sexuales, pero ha asegurado que fueron totalmente consentidas, lo que ahora tendrá que comprobar el juez casi un año después de los hechos.