Rosa María Giménez, de 84 años, de la que se había denunciado la desaparición el primero de enero, apareció sin vida y en avanzado estado de descomposición el pasado viernes por la mañana, escondida en una tumba del cementerio Zaragozano de Torrero.
La última vez que Rosa María fue vista con vida fue durante la Nochevieja, que pasó con su hija. Al día siguiente salió de casa y desde entonces, hace más de cien días, no se la vio más; ni llamadas, ni movimientos bancarios, nada.
Así, los operarios del cementerio, que hacen la ruta habitual por la zona para comprobar si hay algún desperfecto o trabajo por ejecutar, se dio cuenta de un fortor extrañoa, que les hizo acercar a una de las tumbas para ver si todo estaba en orden.
Entonces se produjo el triste hallazgo, que los llevó a avisar inmediatamente a la policía. Parece que las piedras que componían la lápida del entierro donde fue encontrada se habían roto y había quedado un espacio donde se había metido la mujer.
AUTOPSIA REVELADORA
Desde un primer momento se descartó una muerte violenta, ya que el cuerpo de Rosa María no presentaba ningún signo de violencia y fue encontrada con todas sus pertenencias y documentos identificativos.
La autopsia de la mujer, en el Instituto de Medicina Legal de Aragón, sin embargo, ha revelado las tristes circunstancias de su deceso: parece que la mujer decidió esconderse allí por voluntad propia y suicidarse ingiriendo una gran cantidad de barbitúricos y alcohol.
Si tenéis ideas suicidas o conocéis a alguien que sospecho que la tenga, llame al 061, una voz contra el suicidio. #Trio La Vida
