El gobierno español dará este jueves el primer paso para recuperar los vínculos con Siria y rehacer un vínculo completamente roto desde hace catorce años, cuando la represión del régimen de Bashar Al-Assad sobre la población, y la guerra civil posterior, provocó una ruptura total y una batería de sanciones aún vigentes.
El encargado de escenificar esta primera toma de contacto será el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien se reunirá en el Palacio del Pueblo de Damasco con el líder de facto del país, Ahmed al-Sharaa, y su titular de Exteriores, Asaad al Shibani. Con este paso, España se suma al gesto hecho por Francia y Alemania, países que hicieron una expedición diplomática conjunta a principios de enero.
Sin desmarcarse de la estrategia conjunta europea, España empieza ahora a deshacer el nudo a las relaciones entre ambos países, reducidas a su mínima expresión desde el año 2011. De hecho, el 7 de febrero de 2012 el gobierno español llamó a consultas a su embajador en Damasco y semanas después el Estado declaró persona ‘non grata’ al representante sirio en Madrid, un gesto igualado posteriormente por el régimen de Al-Assad.
Desde entonces, al frente de la delegación española en Damasco había un encargado de negocios ‘ad interim’, vacío de poder que aún no se ha cubierto pese a que en las últimas semanas Albares ya ha reforzado la posición en Damasco con un enviado especial. Este jueves se hará otro gesto simbólico: el izado de la bandera española en la embajada, arriada desde hace más de diez años.
Durante su visita a Siria, que durará solo unas horas, Albares tiene previsto reunirse también con líderes de las minorías étnicas y religiosas del país y con mujeres de la sociedad civil, así como con organizaciones humanitarias. De hecho, el gobierno español ha insistido recientemente en que una de sus prioridades es asegurarse de que las nuevas autoridades garantizan la integridad territorial y respetan los derechos de todos los grupos étnicos y religiosos.
El propio Albares destacó este miércoles desde Beirut que la caída de Al-Assad -huido a Rusia tras verse buscado por las fuerzas de oposición al régimen- debe permitir a los sirianos abrir “una nueva página” y un futuro “pacífico e inclusivo” que permita el retorno de los millones de refugiados que se han marchado del país en los últimos años.
Más allá de sus efectos humanitarios y políticos, el choque entre Damasco y el grueso de la comunidad internacional también ha tenido un efecto devastador por los vínculos económicos entre España y Siria, tradicionalmente ligados a los combustibles. Según datos del gobierno español desde 2007 hasta 2011 las cifras de comercio bilateral entre ambos países se mantuvieron relativamente estables, oscilando entre los 162 millones en 2007 y los 159 de 2011. En el año 2012, a consecuencia de la aplicación de las sanciones de la Unión Europea, las exportaciones españolas se redujeron a la mitad (88 millones), mientras que las importaciones prácticamente desaparecieron (7 millones de euros).