domingo, 1 de junio de 2025
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El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima podría tener un impacto territorial desigual, según la URV

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Un estudio de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha analizado el impacto económico territorial del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2020-2030 (PNIEC) y ha constatado que los territorios con más peso económico y poblacional, como Cataluña, Madrid o Andalucía, salen reforzados.

La investigación ha cuantificado las consecuencias del plan en producción, valor añadido y empleo; y ha evaluado su potencial redistributivo. El PNIEC moviliza 308.000 millones de euros para transformar el modelo energético español. Por el informe, a pesar de los efectos positivos globales, el análisis territorial revela una concentración de impactos donde hay más tejido productivo y presencia del sector energético.

“Aunque el PNIEC tiene vocación nacional, los resultados muestran que refuerza el peso de las regiones ya más dinámicas y no reduce las desigualdades territoriales existentes”, han apuntado los autores. De hecho, el estudio ha constatado que la redistribución del impacto económico actúa como un juego de suma cero: las ganancias relativas de unas comunidades implican pérdidas relativas de otras.

Las diferencias se explican a partir del criterio de asignación territorial adoptado en el estudio, que combina el peso poblacional y la contribución de cada región a la producción energética. Aunque este supuesto es plausible, no se trata de un criterio oficial comunicado por el ministerio. Si la inversión inicial se asigna efectivamente en función de estos indicadores, las regiones con menos población, menos actividad industrial y menor presencia de empresas del sector energético reciben una inversión menor.

Este desequilibrio inicial tendría consecuencias directas: la inversión impulsa el crecimiento económico local a través de la contratación, el consumo y la activación de sectores complementarios. Si una región recibe menos inversión, genera menos actividad productiva, crea menos puestos de trabajo y recibe menos ingresos derivados de esta cadena de valor. Por tanto, el retorno económico del PNIEC no sólo es desigual en el punto de partida, sino que el impacto final tiende a concentrarse allí donde la inversión inicial ya era más alta, reforzando las disparidades existentes. Para los expertos, “esto puede ensanchar la brecha territorial, contrariando uno de los principios fundamentales de una transición ecológica justa: la cohesión territorial”.

El trabajo propone una nueva metodología para evaluar este desequilibrio a partir de indicadores que comparan la inversión directa recibida con los resultados finales en cada territorio. Los datos muestran que Cataluña es la única región que sale ganando en los tres ámbitos analizados (producción, valor añadido y empleo). En cambio, comunidades como Galicia, Castilla y León, o Extremadura experimentan pérdidas relativas, especialmente en empleo.

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