El Departamento de Economía y Finanzas ha publicado hoy el escenario macroeconómico de Cataluña para el bienio 2025-2026, que sitúa el crecimiento estimado del PIB en el 2,6% en 2025 y el 2% en 2026. La economía catalana sigue, por tanto, avanzando de forma notable por encima de las economías de su entorno, pero se prevé una cierta desaceleración debido a las incertidumbres del contexto global y a la normalización de los registros tras una etapa de incrementos muy intensos.
Según el escenario publicado hoy, el contexto económico global se caracteriza por una notable incertidumbre ante la política arancelaria del Gobierno norteamericano, su intensidad y su impacto en el comercio mundial. Esta situación hace prever una desaceleración de los intercambios comerciales, debida sobre todo a la guerra comercial entre las dos principales economías del mundo: EEUU y China. Esto ha hecho que los principales organismos internacionales hayan revisado sus previsiones de crecimiento planteando diversos escenarios, mayoritariamente a la baja, para la mayoría de economías avanzadas y las principales emergentes, excepto España, que vería mejorados sus pronósticos.
También, la economía catalana sigue avanzando por encima de las economías de su entorno. En línea con los últimos años, el PIB de Cataluña sigue manteniendo un diferencial positivo respecto al de la zona euro (crecimientos previstos del 0,8% en 2025 y el 1,2% en 2026 según el FMI) y se sitúa en línea con la economía española, con unas previsiones del 2,5% y el 1,8% para estos dos ejercicios según el FMI, y del 2,6% y del 2,2% según el Ministerio.
Hay que subrayar, sin embargo, que en los próximos trimestres se espera una normalización del ritmo de crecimiento del PIB catalán, es decir, una desaceleración gradual hacia valores más cercanos a la capacidad de crecimiento potencial de la economía catalana, en línea con lo que pasa en la economía española. Este proceso de normalización se inscribe en un contexto de incertidumbre máxima a nivel internacional, que podría acelerar esta ralentización.
El escenario para 2025
El aumento del PIB de 2025 (2,6% internanual) estará impulsado por aportación positiva de la demanda interna (2,9 puntos). El consumo de los hogares mantendría el ritmo de crecimiento (3,5%), gracias al tono positivo del mercado de trabajo, el crecimiento sostenido de los salarios y la moderación de los precios. El crecimiento del consumo de las administraciones públicas se moderaría (2,9%), en un contexto de prórroga presupuestaria y después de unos años donde este componente ha tenido un peso destacado en la evolución del PIB. Para la formación bruta de capital se proyecta un crecimiento significativo, del 3,7%, gracias a la mejora de las condiciones de financiación, el bajo nivel de endeudamiento empresarial y el apoyo de los fondos NGEU. No obstante, se trata del componente que puede verse más afectado por la incertidumbre de los agentes económicos.
Por su parte, la aportación de la demanda externa sería negativa (-0,3 puntos), después de cuatro años con un peso destacado en el patrón de crecimiento. Las exportaciones avanzarían un 1,8%, en un contexto más desfavorable para la guerra comercial. En cambio, las importaciones presentarían un aumento más significativo, del 3,8%, por la fortaleza de la demanda interna.
En cuanto al mercado de trabajo, la creación de empleo continuará, pero a un ritmo menos intenso, tras la expansión de los años anteriores. Así, el crecimiento del empleo equivalente a tiempo completo se situaría en el 1,6% en 2025 y la tasa de paro se reduciría ligeramente hasta el 8,5%.
El escenario para 2026
En 2026, el crecimiento del PIB se moderaría hasta el 2,0%, con una composición bastante similar ala del año anterior. El consumo de los hogares y el consumo de las administraciones públicas presentarían un crecimiento más contenido, del 2,3 % y el 1,8 %, respectivamente. La formación bruta de capital mantendría un ritmo intenso, aunque algo más moderado, del 3,2%, por la debilidad de los bienes de equipo. En conjunto, la demanda interna aportaría 2,0 puntos al crecimiento, mientras que la demanda externa a pesar de mejorar respecto a 2025, continuaría en negativo (-0,1 puntos) con unos flujos de exportaciones más dinámicos (del 2,7%), y unas importaciones que mantendrían un ritmo similar al del ejercicio anterior (del 3,5%).
En el ámbito del mercado laboral, el empleo crecería un 1,0%,con una creación de unos 100.000 puestos de trabajo en el bienio 2025-2026. Esta evolución del empleo, combinado con un aumento significativo pero más atenuado de la población activa, permitiría reducir la tasa de paro hasta el 8,4% en 2026.