Una nueva revelación ha sacudido a la Comisión de Investigación sobre los atentados del 17 de agosto de 2017. Según el diario ABC, el imán de Ripoll que lideró la célula yihadista responsable de los atentados en Barcelona y Cambrils, cobraba 500 euros mensuales del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en los meses previos a la masacre. Este pago se efectuaba como parte de su colaboración con los servicios secretos españoles, aunque en aquel momento el imán todavía no era sospechoso de tener vínculos directos con el atentado.
Esta información ha generado un fuerte debate sobre el papel del CNI en la supervisión del imán. Según fuentes de ABC, el imán recibía los 500 euros cada mes por parte de un agente del CNI encargado de controlar sus actividades, pese a que la información que proporcionaba se consideraba “anodina” y de poco valor. Los informes recientes también indican que el imán estaba bajo la supervisión directa del jefe de la oficina del CNI en Girona.
Las declaraciones, recogidas y difundidas por el diario ABC, contradice las afirmaciones del exdirector del CNI, Félix Sanz Roldán, quien declaró ante la Comisión de Investigación en noviembre de 2024 que el imán de Ripoll “nunca fue colaborador ni informador del CNI”. En aquella comparecencia, Sanz Roldán insistió en que la relación entre el CNI y el imán sólo se limitaba a tareas de control del yihadismo.
Grupos políticos de la comisión, como ERC, han registrado una petición formal para volver a citar a Sanz Roldán. Según ellos, las nuevas evidencias obligan a revisar la versión oficial del CNI y a profundizar en las responsabilidades políticas e institucionales en este caso. La figura del exdirector del CNI vuelve a ser el foco de la investigación, que continúa centrada en esclarecer el grado de conocimiento que tenían los servicios secretos sobre las actividades del imán antes de los atentados.
