domingo, 16 de febrero de 2025
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Las Barnahus mejoran la detección de casos de violencias sexuales contra menores

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El despliegue de los centros de atención a menores víctimas de violencias sexuales Barnahus en 13 ciudades catalanas multiplicó por 2,5 en el año 2024 la tasa de casos detectados por cada 10.000 niños y adolescentes respecto al año anterior. Así, partiendo de los 2,8 casos de 2018, cuando todavía no había ningún Barnahus, se pasó a los 3,7 en 2020 con la primera Barnahus en Tarragona, y a los 6,6 en 2023, pero en 2024 aumentaron hasta los 16,5, ya con 13 centros. En 2024 se detectaron 2.897 casos, el 78% de los cuales eran niñas y el 53,1% pasaron dentro de la familia.

La primera Barnahus, en prueba piloto, se abrió en Tarragona en 2020. Entre febrero y octubre de 2024 se abrieron 13 centros en 12 ciudades más: Barcelona (2 servicios), Girona, Granollers, Mataró, Terrassa, Badalona, Vilanova i la Geltrú, Manresa, La Seu d’Urgell, Lleida, Tortosa y el último en El Prat de Llobregat. Por ello, el balance completo no se podrá hacer hasta el año que viene, ya que todos los centros habrán estado abiertos durante un año entero. Los centros, con aspecto de hogar, unen en un solo espacio el acompañamiento psicológico, la terapia con perros, la posible declaración judicial grabada al menor y otros servicios.

La ciudad con más casos detectados fue Barcelona, con 438, seguida de Girona, Terrassa, Tarragona y Lleida, con alrededor de 300 casos cada una. La Seu d’Urgell atendió 64 casos.

En cuanto al perfil de los niños, el 78% fueron niñas. Las edades con más de 200 casos fueron los 5, 6, 8, 12, 13, 14 y 15 años. De hecho, entre los 12 y los 15 años concentran el 34% de los casos, y entre los 5 y los 8, un 30%. Una parte importante de los agresores también son adolescentes, pero no hay datos exactos.

El 53% de los agresores eran de la propia familia de la víctima, lo que complica la detección y la denuncia, pero que la Consejería de Derechos Sociales considera que las Barnahus pueden facilitar. Cerca del 45% de los casos atendidos, unos 1.300, ya estaban judicializados, y unos 1.600 aún no lo estaban. Las vías de entrada a las Barnahus fueron los servicios sanitarios, con 928 casos, la contramaestria, con 500, Educación, con 411, los servicios y entidades sociales, con 308, la policía, con 249, los juzgados, con 162, y otras vías con 340.

Balance y retos

La consellera de Derechos Sociales e Inclusión, Mónica Martínez Bravo, la secretaria de Infancia, Adolescencia y Juventud, Teresa Llorens, y la directora general de Atención a la Infancia y la Adolescencia, Isabel Carrasco, han valorado muy positivamente el funcionamiento de estos nuevos centros y han asegurado que el hecho de que todos los servicios de la administración se coordinen en un único punto para facilitar la atención a las víctimas hará que aumente la detección de casos.

En la primera semana que llega un caso en una Barnahus se reúnen todos los profesionales implicados para adaptar la atención, tratamiento y seguimiento a cada víctima y sus circunstancias personales. Así, por ejemplo, si el menor vive lejos de la Barnahus y ya lo trata un profesional más cercano a su domicilio, se deriva la atención psicológica a este profesional.

Muchos casos llegan sin una denuncia previa a los juzgados, y allí se puede apoderar a las víctimas y a las familias para que den el paso, aunque no es imprescindible. Reconocen que los abusos y agresiones dentro de la familia son los más difíciles de detectar, de denunciar y de tratar. No obstante, la Procurador está obligada a comunicar el caso a la fiscalía si ve suficientes indicios de delito.

Martínez Bravo ha destacado que Cataluña es pionera en el sur de Europa con este modelo y que próximamente se podría extender a otros puntos del Estado. En total hay más de 100 profesionales contratados para atender a los menores y todos los centros cuentan con el proyecto Huscan de terapia con perros.

El reto ahora es hacer una evaluación externa del modelo entre 2025 y 2027 para acabar de decidir si se cambia algo, si se abren nuevos centros o si los que hay se integran en la estructura de la Generalitat, como el de Tarragona, o se subcontratan a entidades sociales. Además, se trabaja en la construcción de espacios definitivos en seis de los territorios: Tortosa, Terrassa, Mataró, La Seu, Lleida y Manresa.

La consellera ha remarcado que el hecho de facilitar la denuncia, aunque no sea policial ni judicial, y el acompañamiento a las víctimas, hace que se puedan detectar más casos y se evite la impunidad. También se evita la revictimización que supondría tener que explicar más de una vez y ante personas diferentes la agresión sexual sufrida.

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