Ya ha iniciado el otoño, y con ella llega el cambio de hora.
La madrugada del 26 al 27 de octubre, los relojes deberán retrasarse una hora, con lo que a las tres, serán las dos.
Con ello, las horas de luz se reducirán, y por lo tanto los días serán aún más cortos.
Esta modificación horaria se aplica en todos los países de la Unión Europea, en cumplimiento de una directiva general.
Aun así, en el verano de 2018, la Comisión Europea hizo una consulta pública no vinculante para conocer la opinión de la ciudadanía y los diversos estados sobre este cambio horario, ya que mucha población discrepaba al respecto.
Los resultados aclararon que el 84% de los encuestados, quería eliminar el cambio de hora, y una amplia mayoría, el 64%, quería tener permanentemente el horario de verano.
El cambio se aprobó, pero en marzo de 2019 el Parlamento Europeo votó de aplazar su resolución definitiva.
Si finalmente se elimina el cambio, no está claro qué horario prevalecerá, si el de verano o el de invierno.
Hay opiniones diversas sobre cuál es la mejor opción, pero según el barómetro del CIS del mes de abril de 2022, un 65,6% de los encuestados quería poner fin al cambio horario y casi un 71% quería mantener el de verano.
Algunos beneficios que se asocian son más horas de luz por la tarde y un impacto positivo en el ocio y el turismo.
Por otra parte, hay sectores que optan por el horario de invierno, que evitaría que durante los meses de frío hubiera zonas en las que no se hiciera de día hasta las nueve o las diez de la mañana.