Un año más, el otoño ha llegado a la Costa Dorada con el mar engrosado y llevándose gran parte de la arena de algunas playas.
Como ya ocurrió en octubre del año pasado, la Playa Larga de Tarragona ha perdido prácticamente toda su arena y en 3 km de largo es casi imposible encontrar un lugar donde estirar la toalla.
La situación ha sorprendido a muchos bañistas que querían disfrutar del pequeño veranito que las temperaturas están permitiendo estos días, porque aunque es habitual que los temporales de otoño hagan de las suyas, en esta ocasión no hay ningún aviso activado por temporal marítimo.
De hecho, Tarragona ha alcanzado este jueves los 30,1 °C de máxima, según datos de la estación del Meteocat en el Complejo Educativo, en una jornada especialmente calurosa, sobre todo después de una semana pasada por agua.