Este domingo se ha organizado en Tàrrega una jornada conmemorativa del 150º aniversario de la Rubinada de Santa Tecla, uno de los sucesos más devastadores en la historia de la ciudad.
El aguacero que se produjo el 23 de septiembre de 1874, provocó el desbordamiento del río Ondara causando importantes daños en el casco antiguo de la villa, la pérdida de numerosas vidas humanas (alrededor de 200) y graves destrozos materiales.
El programa ha comenzado con una conferencia en el Museo Tàrrega Urgell a cargo de expertos en historia, climatología y física, seguida de una visita guiada por las calles afectadas por la catástrofe con la colaboración de la Asociación Guixanet.
En este sentido, la entidad ha aportado la recreación de Pau Farré “el Cacauero”, personaje real que aquella desgraciada noche rescató a 45 personas evitando que murieran ahogadas en el casco antiguo de Tàrrega.
Un hecho heroico que Guixanet inmortaliza desde el año 2015 en algunas manifestaciones de cultura popular.
La jornada se ha integrado dentro de una iniciativa de la Universidad de Lleida (UdL) que ofrece charlas en las cinco poblaciones del territorio más afectadas por la tragedia.
Así, en Tàrrega, han participado Josep Carles Balasch, profesor honorario de la FGSHSCSP; Mariano Barriendos, investigador en climatología histórica; David Pino, catedrático de Física por la Universidad Politécnica de Cataluña; y Feliu Izard, que ha presentado su libro sobre el tema.
Por su parte, la alcaldesa Alba Pijuan Ribagorçanaú ha destacado que “estos actos mantienen viva la memoria de un episodio que cambió nuestra ciudad, tanto en carácter como en crecimiento urbanístico”.
Y ha apuntado que “desde entonces la ciudad creció hacia otros sectores y todavía hoy en día velamos por prevenir las crecidas del Ondara”.
Oriol Saula, director técnico del Museo Tàrrega Urgell, se ha encargado del itinerario guiado y ha indicado que actualmente todavía estudiamos la rubinada y otros episodios anteriores de inundaciones como los que se registraron en los siglos XVII y XVIII.
Saula ha mostrado las marcas y placas que se conservan explicando que “en 1874 el agua subió hasta los 2 metros de las calles de Les Piques y Sant Agustí”.
Como ya se ha afirmado, la catástrofe de la Rubinada de Santa Tecla no sólo dejó un profundo impacto en el ámbito humano sino que también provocó cambios significativos en la estructura urbana de Tàrrega.
Uno de los ejemplos más destacados es la muralla de la calle Migdia, construida tras la rubinada para reforzar la defensa de la ciudad y contener futuras crecidas del río.
Recientemente, se han completado los trabajos de restauración de los dos torricones que forman parte de esta muralla, reconocida como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN).
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