El Carnaval de Vilanova i la Geltrú ha dado este jueves el pistoletazo de salida a los actos más tradicionales. Aunque la ciudad hace días que respira olor a fiesta, la celebración de la Merengada esta tarde ha marcado el inicio oficial a una semana de gresca y bogey.
La Pastelería Blanch ha sido un año más el punto de encuentro de centenares de niños que se han deleitado con la enorme merenga descolgada desde un balcón. El pastel ha acabado bien desmenuzado entre toda la canalla, que vestía impermeables de colores para protegerse de la empastada.
La guerra de merenga se ha extendido por las calles de alrededor, pero este año ha variado el punto de la batalla final, que se ha celebrado en un espacio más reducido para minimizar el consumo de agua del dispositivo de limpieza.
Habitualmente la batalla final se hacía en la extensa plaza de enfrente del Mercado Central, desde donde las diferentes pastelerías de la ciudad tiraban numerosas mangueras de merenga. Este año, sin embargo, debido a la situación de emergencia por sequía, el Ayuntamiento y la FAC (Federación de Asociaciones por el Carnaval) acordaron trasladar esta última guerra a un cruce cercano a la Pastelería Blanch con el fin de acotar un espacio más reducido que facilite el dispositivo de limpieza.
El gobierno municipal recuerda que la situación de emergencia prohíbe utilizar agua de la red para limpiar la vía pública, de manera que la previsión es trasladar con camiones cisterna agua no potable de los depósitos municipales.
Estos mismos camiones y una maquinaria especial articulará también el dispositivo de limpieza del domingo, cuando Vilanova celebrará las guerras de caramelos de las Comparsas. El gobierno local confía en que estos recursos serán suficientes para retirar los restos de caramelos. Si la suciedad se enganchara más de lo previsto y hubiera problemas de salubridad, entonces sí se optaría por utilizar agua de la red.