Las pinturas murales de San Esteban ya se pueden visitar.
El Gobierno ha inaugurado este martes el Espacio Columba, después de que se hayan instalado las piezas artísticas ‘El beso de Judas’ y ‘La flagelación’, que llegaron procedentes de Barcelona la semana pasada.
En el acto ha estado presente la familia Bosch, los propietarios de las obras, y uno de los hermanos, la Enriqueta, ha explicado que cuando las obras se marcharon de su casa “oyeron pena”, pero también ha comentado que tenían claro que “eran de Andorra”.
El jefe de gobierno Xavier Espot les ha agradecido las negociaciones y ha afirmado que “fueron muy transparentes y nos lo pusieron muy fácil”.
Hasta el 30 de septiembre habrá puertas abiertas para poder visitarlas.
“Estas obras son una parte indisoluble de nuestro relato, para recordar y para enseñar a las generaciones futuras de dónde venimos y cómo hemos llegado a ser lo que somos.
Cada uno de los elementos que integran este patrimonio cultural es único e insustituible y, por tanto, tiene un valor incalculable por él mismo y merece su salvaguarda”, ha destacado el jefe de Gobierno, Xavier Espot, durante el acto de inauguración.
La ministra de Cultura, Mònica Bonell ha explicado que es un hito histórico.
La titular del ministerio ha manifestado la importancia del retorno, afirmando que la contemplación de las obras permitirá “explicar que en aquella época teníamos pinturas muy importante y valiosas, por lo tanto, había estos artistas que en las iglesias pintaban la historia”.
La membra del equipo de gobierno también ha querido agradecer a todas las personas implicadas que han hecho posible el retorno de los murales y también ha aseverado que “el Ministerio seguirá trabajando para intentar recuperar el patrimonio que todavía está fuera de Andorra”, aunque también ha dejado claro que de momento no hay ninguna operación en marcha.
Las obras fueron vendidas en el año 1926 bajo el permiso del obispo de Urgell, Justí Guitart.
Estas estuvieron en posesión de la familia Bosch durante cien años y cinco generaciones.
“Nosotros les decíamos los romanicos y en los encuentros familiares se acababa con una foto”, ha expuesto Enriqueta Bosch.
Una vez que el gobierno las adquirió, fueron trasladadas de Barcelona hacia el país, justo la semana pasada.
Un hecho que la familia ha descrito como un momento triste, pero a la vez reconfortador. “Cuando las obras salieron por la puerta nos hizo pena, fue como una pesadilla en el estómago, pero con mi hermano siempre hemos pensado que las pinturas eran de Andorra”, ha afirmado Enriqueta Bosch, propietaria de las obras hasta la semana pasada, que ha acabado añadiendo: “Las pensamos ir a ver a menudo”.
Las pinturas de Sant Esteve d’Andorra la Vella son un ejemplo único en el Principado, por la temática que representan y al estilo empleado.
Este se conoce como estilo 1200 y se caracteriza por un tratamiento de las formas más humanizado, expresivo y cargado de movimiento, que representa una transición entre el románico y el gótico.
Además, la riqueza de las representaciones se ve acentuada por un intento de crear profundidad y perspectiva para dar más solemnidad al conjunto.