Los hechos ocurrieron en 2017 cuando el ahora condenado, estaba en un parque infantil de Artà, en Mallorca, donde comenzó a seguir a una niña de once años. Cuando la atrapó, la tiró al suelo, la inmovilizó con fuerza y allí mismo la desnudó y la violó. La niña desde entonces ha sufrido repetidos episodios de ansiedad y siempre tiene miedo de sufrir una nueva agresión.
El segundo episodio se produjo entre 2018 y 2019, en fecha indeterminada, cuando el joven practicó tocamientos sexuales a una niña de trece años, aprovechando la amistad que tenía.
El joven fue detenido por estos hechos en octubre de 2021 y el juzgado de Manacor asumió la causa.
ACUERDO DE CONFORMIDAD
El acusado, que ahora tiene 26 años, sufre una alteración mental por Trastorno del Espectro Autista (TEA), corroborado por el informe forense y, aunque ha reconocido la autoría de los hechos, la fiscalía y el abogado defensor del agresor han llegado a un acuerdo de conformidad entendiendo que su condición altera sus capacidades mentales.
Al chico se le ha aplicado una eximente parcial y un atenuante por su propia condición y por haber consignado 23.000 euros de indemnización para las víctimas.
Así, el pacto sellado hoy en la Audiencia Provincial de Palma, que es firme y no admite recurso, impone una condena de tres años y medio de prisión al acusado, por los delitos de agresión y abuso sexual, que deberá cumplir tras estar el mismo periodo de tiempo en un centro educativo especial.
También se le han impuesto sendas órdenes de alejamiento de las víctimas y la prohibición expresa de comunicarse con ellas, así como un periodo de libertad vigilada una vez salga de prisión.