La política de Cambrils vuelve a saltar por los aires. La renuncia del socialista Alfredo Clúa a la alcaldía abre un nuevo ciclo en la villa marinera, con la incógnita de quién dirigirá el municipio en los próximos dos años y medio. La decisión del edil viene marcada por la expulsión de Enric Daza (Junts) del gobierno, que los dejó en minoría y con los presupuestos aún por aprobar. La suma de PSC, ERC y ECP no era suficiente para sacar adelante el mandato y, una vez constatado que no tendrían el apoyo de la oposición, Clúa decidió dar un paso al lado.
En rueda de prensa, el todavía alcalde aseguraba que su intención no era “aferrarse a la silla” y que marchaba por “lealtad a Cambrils”. En su discurso, afirmaba que pondrían los votos de los socialistas para continuar con los proyectos puesto en marcha, sea desde el gobierno o desde la oposición.
El nuevo escenario que se abre en el Ayuntamiento está bastante pautado por la ley. El alcalde oficializará la renuncia ante el Pleno este viernes y, en un margen de 10 días hábiles, se deberá convocar una sesión plenaria de investidura. Las reglas son las mismas que al inicio de mandato. Si ningún candidato consigue la mayoría absoluta, gobierna la lista más votada. Es decir, Nuevo Movimiento Ciudadano con Oliver Klein de candidato.
Las alternativas a la jugada de Clúa eran temerarias y poco viables. La sombra de la moción de censura de Klein era más alargada que nunca y podía llevar en cualquier momento a los tres partidos progresistas a la oposición. Si querían probar dar luz verde a los presupuestos, el gobierno tripartito tenía la opción de ligar las cuentas a una moción de confianza. Un movimiento bastante habitual en gobiernos en minoría y que este mandato han utilizado Jaume Collboni en Barcelona en el año 2024 o Sílvia Orriols en Ripoll hace pocas semanas. En este caso, el mecanismo es arriesgado. Cuando se pierde la moción de confianza, la oposición tiene 30 días para confeccionar una mayoría alternativa. Si no lo consiguen, los presupuestos quedan aprobados.
Ahora quien lo tiene todo de cara es el exalcalde Oliver Klein. Si quiere un ejecutivo en mayoría tendrá que sumar dos fuerzas políticas más. Con todo, no necesita imperiosamente que este hipotético tripartito se forje ya y puede probar para empezar en minoría con alianzas externas. Lo único claro es que está dispuesto a liderar el cambio. “Cambrils necesita un cambio de rumbo y yo, en tanto que portavoz del NMC, estoy dispuesto a liderar esta nueva etapa. Unos cambios que ya son urgentes, imprescindibles, que no se pueden aplazar por más tiempo y que deben llevarse a cabo desde los más amplios consensos posibles”, afirma el exalcalde.
Una de las fórmulas que suena con más fuerza es la de NMC, PSC y PP. Los populares parecen estar por la labor de ser parte de la mayoría de gobierno y destacan la “valentía” del paso junto a Alfredo Clúa. David Chatelain afirma que su formación tiene “vocación de gobernar” y que es indispensable la “generosidad, la ambición y la visión a largo plazo”. El portavoz del PP apuesta por el “consenso” y quiere alejarse de posiciones “sectarias”. “Les líneas rojas en política acostumbran a no ser tan rojas. Si anteponemos a la ciudadanía por encima de las marcas, iremos bien”, recalca. Además, cree que es una cuestión “matemática y de justicia” que Klein vuelva a la alcaldía.
Fuentes socialistas, sin embargo, aguandan de momento el posible pacto. Aseguran que todavía no se ha negociado nada y que una alianza con el PP no se encuentra en su agenda. De hecho, esta no es la única fórmula, ya que prácticamente no existen las líneas rojas y Klein tiene un abanico bastante amplio.
Ante este contexto, la sorpresa llegó ayer con las palabras de la republicana Camino Mendoza. La primera teniente de alcalde recalcaba que “no compartían” la decisión de Clúa y que estaban “decepcionados” con este paso. Según Mendoza, la apuesta de Esquerra era mantener el gobierno en minoría e intentar pactar unos presupuestos que asegura que no estaban todavía cerrados.
De todas maneras, Mendoza no daba nada por perdido y se mostraba “abierta a hablar” e incluso a “liderar” el Ayuntamiento. “Creemos que este gobierno es el mejor para el municipio. Cuando el PSC se aclare, los demás miembros del gobierno podremos ver cómo entramos en la posible solución. Para poder mantenerlo, el PSC es clave. Esquerra no habrá sido el primero en sacar el tapón para que se desinfle el barco”, apuntaba. Si Clúa oficializa la renuncia, las opciones son limitadas o inexistentes. Sólo podrían mantener una mayoría con los exsocios de Junts o NMC. La primera opción supondría un giro aún más surrealista a la política camagüeña, mientras que la segunda no podría leerse como un pacto para mantener el actual gobierno.
En cuanto al resto de partidos, Junts se mantiene a la espera, En Comú Podem hará una rueda de prensa este martes y VOX está descartado por la mayoría de grupos. Todo parece indicar que a partir del viernes la maquinaria de los partidos cogerá velocidad para tejer unas alianzas que probablemente devolverán la alcaldía a Oliver Klein.
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