El cuatripartito de Cambrils: ¿un pacto con las confianzas dinamitadas?

El enésimo giro del serial político de Cambrils ha cogido a todo el consistorio a contrapelo. Enric Daza (Junts), expulsado hace dos semanas del gobierno cuatripartito, ha hecho hincapié todo con una nueva oferta. Ayer anunció que estaba dispuesto a plegar como concejal si se mantenía el pacto de coalición entre PSC, ERC, Junts y En Comú Podem.

La decisión es completamente opuesta a la anunciada en la rueda de prensa del 13 de febrero. En aquel momento, el gobierno de Clúa había echado fuera a Daza, pero había alargado la mano a las otras dos concejalas de Junts. El partido, sin embargo, cerró filas con su portavoz y dejó la coalición. En cambio, ahora estarían dispuestas a volver a entrar para mantener los proyectos puesto en marcha y evitar nuevas alianzas en el pleno.

Con todo, en estas dos semanas han pasado muchas cosas y los cuatro socios se han cruzado duras declaraciones que podrían ser insalvables. Si nos centramos en la rueda de prensa del 10 de febrero, cuando expulsan a Daza, las críticas fueron únicamente dirigidas al portavoz juntaire. “Falta de compromiso y de lealtad”, “oposición sistemática” o “poco respeto hacia los miembros de gobierno” son algunas de las expresiones que se emplearon para describir su comportamiento. En privado, iban más allá.

El propio Daza tampoco estuvo de nada tres días después. Acusaron al gobierno de Cambrils de intentar “destruir el grupo de Junts” y de tener una “trama” premeditada para “expulsarlos”. Además, consideraban que la decisión había sido “desproporcionada”.

ERC y Comunes, contra Clúa

Más adelante, el anuncio de la retirada de Alfredo Clúa de la alcaldía, ante la posibilidad de una moción de censura o de tener que requerir una moción de confianza, escaló aún más el ambiente. Ni Esquerra ni En Comú Podem aceptaron la decisión y cargaron con dureza contra el alcalde socialista.

Camino Mendoza (ERC) acusó a Clúa de romper el pacto de gobierno y se mostró “decepcionada” con su paso al costado. Además, criticó no haber formado parte de la ronda de contactos del alcalde para buscar apoyos: “no queremos que el PSC nos utilice justificar sus decisiones personales”.

Por su parte, Jordi Barberà (ECP) triplicó el tono de Camino Mendoza. Pese a que defendía un pacto NMC, PSC, ERC y ECP; catalogó al alcalde de “desleal”, “de abandonar a los ciudadanos”, “de ocultar la huida hasta el último momento” y de “despreciar a los socios de gobierno”. Entre otros reproches. Sin embargo, describió la ronda de contactos como una “pantomima” e incluso pidió “disculpas por haber confiado en Alfredo Clúa como alcalde”, remarcando su “incapacidad”. En definitiva, la rueda de prensa fue una crítica constante al todavía socio de gobierno.

Clúa responde

Alfredo Clúa y el PSC no se quedaron de brazos juntos y abrieron la caja de los tronos. En un comunicado en redes sociales lamentaban las declaraciones de los compañeros de gobierno, refiriéndose especialmente a la “inmadureza política” de Jordi Barberà. En el texto explicaban que habían ofrecido el último año de alcaldía de Clúa a Oliver Klein para mantener el gobierno, pero que Esquerra se negó en rotundo. También señalaron el flirteo de Barberá para construir una mayoría de gobierno con el PP, “pese a que su partido no compartía esta decisión”.

En definitiva, el tono que ha tenido el debate durante estos días complica la reconciliación, pero en política camagüeña cualquier cosa puede suceder. De todas maneras, si se vuelven a dar la mano y a sonreír a la cámara, será difícil explicar a la ciudadanía que han hecho tabla rasa y aún será más complicado rehacer unas confianzas que ahora parecen dinamitadas.