El alcalde de Cambrils, Oliver Klein, y la concejala de Bienestar Social, Mar España, han visitado hoy a Josep Maria Ferrando Vidal en su casa para felicitarle por su centésimo aniversario, llevarle un ramo de flores en nombre del Ayuntamiento, leerle una carta de la consellera de Derechos Sociales e Inclusión, entregarle la Medalla Centenaria de la Generalitat grabada con su nombre y el año de nacimiento, y compartir un rato con él, su hija Anna y sus hijos Josep Maria i Plàcid.
Josep M. Ferrando Vidal nació el 8 de abril de 1925. Es el tercero de cuatro hermanos. Como muchos camaristas, cuando tenía 6 años fue al Colegio La Salle para cursar la formación básica, pero en 1936, cuando tenía 11, estalló la guerra. Su hermano Francesc, de la pelea del biberón, murió en la batalla del Ebro.
Ferrando recuerda con nostalgia que al acabar la guerra ya fue a trabajar al trozo y que de muy pequeño ayudaba a su padre que tenía una barbería en la plaza de la Iglesia. Le tenían que poner un taburete porque no llegaba a la cara de los clientes cuando los tenía que remojar.
Hizo de campo durante años hasta que comenzó a trabajar por cuenta ajena en varios trabajos, una fue de sereno en la antigua Granja Gibert y la última en la Cooperativa Agrícola, donde estuvo 17 años hasta que se jubiló en 1990.
De todos los amigos y familia que tenía en aquellos momentos dice que sólo queda vivo su amigo Lluís Recasens y que él que no ha hecho nada de especial para vivir tantos años. Los pocos momentos de ocio que tenía iba con la cuadrilla de amigos al cine de la Silla o a la Sala Nova.
Explica que los momentos más feliz de su vida son cuando se casó con Josefina Vidal Sabaté, de Estaràs, y el nacimiento de sus tres hijos. Recuerda que para festejar fue 25 veces en bicicleta a Estaràs.
Colaboró en el libro que publicó Montserrat Vidiella “Onomástica de Cambrils y de su término municipal”, aportando información sobre el nombre de las casas y malnombres, que había ido recogiendo y apuntando en una libreta. A su familia, por ejemplo, siempre le han dicho villano, porque su abuelo venía de Vila-seca.
Él mismo comenta que por su carácter prefiere creer que mandar. Es una persona bien informada y se considera muy religioso. Desde 1990 cada mañana lee la Vanguardia y también libros, sobre todo religiosos, pero reconoce que la vista le empieza a fallar.