El Real Monasterio de Santes Creus acogerá el sábado 16 de noviembre, a las 17 horas, el acto de presentación del retablo de Santa Úrsula, obra de Jaume Forner, fechada en el siglo XVI, que la Generalidad de Cataluña ha adquirido por la Colección Nacional.
El acto contará con la presencia del director general del Patrimonio Cultural, Joaquim Borràs; la secretaria general del Archivo Bibliográfico de Santes Creus, Marta Segarra, y el doctor en Historia del Arte, Alberto Velasco, que pronunciará la conferencia “El retablo de Santa Úrsula de Jaume Forner: una obra recuperada para Santes Creus”.
El retablo de Santa Úrsula procede originariamente del Real Monasterio de Santes Creus, pero en el siglo XVI fue trasladado a la granja cisterciense de La Tallada, donde estuvo hasta finales del siglo XX.
El retorno de esta obra renacentista a su espacio original constituye un importante acto de restitución patrimonial que la Generalidad de Cataluña ha hecho de manera conjunta con el Archivo Bibliográfico de Santes Creus.
Los propietarios del Mas de la Tallada, en el municipio de La Cellera, pusieron a la venta el retablo, que pasó a formar parte de una colección privada hasta que fue adquirido por la Generalidad de Cataluña.
La obra adquirida es una pintura al óleo sobre tabla y sus medidas son de 250 x 243 centímetros. El Alberto Velasco destaca de la obra que se ha preservado de forma íntegra, con todos los elementos estructurales y decorativos, y que además, tiene un buen estado de conservación. Velasco, autor de los informes preceptivos a la adquisición, expone cuál es la procedencia del retablo y a quién se puede atribuir. Se trata del artista Jaume Forner, pintor activo en Perpiñán y Barcelona entre 1509 y 1559. Por todo ello que Forner es un pintor merecedor de ser incorporado a la historiografía sobre la pintura catalana de la época del Renacimiento.
Además, la tabla que coronaba el retablo, y que fue reaprovechada en un retablo posterior, ha sido localizada y devuelta también a su emplazamiento original.
Antes del retorno del retablo de Santa Úrsula a su lugar original, la pieza ha pasado por el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña para hacer una limpieza y fijación de toda la estructura de la obra. Entre otras intervenciones se ha fijado la capa pictórica con colas animales, se ha eliminado el barniz engrosado y se han saneado las grietas.
El retablo está dedicado a Santa Úrsula, que en la Corona de Aragón, durante la edad media y la época moderna, obtuvo un gran culto y devoción. La elección de las mujeres como personajes protagonistas, excepto Cristo y san Juan Evangelista, pone de relieve que fueron escogidas como modelos de virtud.
El retablo de Santa Úrsula se estructura en tres secciones verticales, una predela o bancal y un coronamiento con un calvario y luneta en forma de almejón encima. La mesa central es protagonizada por la imagen de Santa Úrsula, representada de cuerpo entero, y un donante agachado. En las tablas laterales, con dos compartimentos cada una, se representan escenas narrativas de la vida de la santa. La predela, que presenta tres compartimentos, está presidida por un Cristo de Piedad flanqueado por la Virgen y San Juan Evangelista, y dos santas en cada uno de los dos compartimentos laterales. Una serie de elementos decorativos dorados, a modo de pilastras y frisos, hacen de tapajuntos entre las mesas y separan los elementos del retablo.
El autor de la obra, Jaume Forner, fue un pintor activo en Perpiñán y Barcelona entre 1509 y 1559, del que se conservan muy pocas obras. Forner elabora figuras de apariencia rígida en composiciones que remiten a la tradición tardogótica.
El Real Monasterio de Santes Creus nació en 1160 bajo el patrocinio de los linajes de los Montcada y de los Cervelló y del conde Ramón Berenguer IV. Los monjes, provenientes del monasterio occitano de la Gran Selva, encontraron en la orilla del río Gaià el emplazamiento idóneo para construir un monasterio que debía ser, hasta 1835, el centro de una de las señorías monásticas más extensas e influyentes de la Corona de Aragón.
Santes Creus tuvo su momento de mayor esplendor en los siglos XIII y XIV gracias al favor del linaje real y la nobleza. Los reyes Pedro el Grande y Jaime II el Justo y su esposa Blanca de Anjou lo eligieron como panteón y se convirtieron en protectores y mecenas activos. Sus restos reposan en la iglesia en dos monumentos funerarios, considerados obras primordiales del primer gótico catalán y los únicos que nos han permanecido intactos de reyes de la Corona de Aragón.
La planta del monasterio sigue, como pocas abadías cistercienses, el modelo trazado por san Bernat con el propósito de organizar los espacios en función de las necesidades de la comunidad. La austeridad propia de la orden queda reflejada en las primeras construcciones, como la iglesia. Pero pronto se impone el esplendor del gótico que caracteriza espacios como el claustro del siglo XIV, el primero de estilo gótico de la Corona de Aragón, remarcable por la calidad artística de los capiteles y por acoger las tumbas de los linajes que participaron en la conquista de Mallorca.
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